Saltar menúes de navegación e información institucional Teclas de acceso rápido Actualidad
Pioneros

Un cura institucionalizó a la colectividad de inmigrantes italianos en Entre Ríos

Hoy es el Día de la República de Italia, mañana el del Inmigrante Italiano.
Hoy es el Día de la República de Italia, mañana el del Inmigrante Italiano. Foto 1/2
Saboldelli halló la única imagen del fundador la Sociedad Italiana en Paraná. Foto 2/2
01/06/2021 21:11 hs

Este 2 de junio se celebra en Italia la Fiesta Nacional de la República, en homenaje a aquella jornada de 1946 que, mediante el voto popular, los ciudadanos eligieron la forma de gobierno que dura hasta estos días. Y pegadito, el 3 de junio, se conmemora en la Argentina el Día del Inmigrante Italiano, fecha que refresca la ascendencia del prócer Manuel Belgrano, -eran sus padres María Josefa González y Doménico Belgrano, nativo este ultimo de Oneglia, en la Liguria itálica-, y el día de su natalicio sucedido el 3 de junio de 1770.

Más allá de ese evento, seleccionado a los fines de este recordatorio, la dimensión de la italianidad en el país y en Entre Ríos, adquiere por supuesto características notables. Es impreciso determinar cuál haya sido el primero de los italianos en llegar al país, pero si al menos indicar que la vastedad de sus oficios y costumbres han marcado para siempre el ser nacional. Y entre ellos se cuenta, como no podía ser de otra manera, el duro oficio de crear riqueza a partir del trabajo agropecuario.

En ese entorno y con precisión en nuestra provincia entrerriana, los italianos fueron colonos o urbanos, pero inmigrantes al fin. Sobre las costas del Uruguay se produjeron los asentamientos más evidentes del proceso colonizador generado por Urquiza, dando lugar a localidades de renombre y trascendencia económica y desarrollo.

Quizás, como un rasgo distintivo, la costa del Paraná recibió la llegada de inmigrantes aislados, no colonos sino poseedores de oficios y sin ningún contrato o régimen migratorio alguno. Como fuera, ambas modalidades del proceso dieron con la profusión de poblaciones y pueblos netamente marcados por estas corrientes italianas, abundando en Entre Ríos ejemplos de identidad tales como San Benito (receptora de Friulanos), Paraná (repleta de lombardos, sicilianos, toscanos, ligures, lacios, etc.), San José (si bien de mayoría suizos, con presencia de piamonteses) o en sus denominaciones como por ejemplo la Colonia XX de Septiembre, en alusión a la unificación de la República Italiana.

El pastor de los Socorros

Quién dio el puntapié inicial a la institucionalidad de la comunidad en la provincia fue el cura Vicente D’Argenzio, fundador de la Sociedad Italiana en Paraná, el 10 de abril de 1864.

Por cierto, que podemos confirmar su pertenencia a la orden religiosa de los franciscanos, en la cual fue oportunamente ordenado. Hacia fines de la década de 1850 fue parte de una comitiva o delegación franciscana enviada a misionar hacia la República Oriental del Uruguay. La presencia de aquellos franciscanos se desarrolló en el territorio uruguayo en un entorno de conflictos generados por un incipiente laicismo y medidas inherentes tomadas por el poder político. La labor misionera en ámbitos de la educación como así también diferentes ópticas sobre cuestiones religiosas ubicaron a aquellos frailes en posición de enemistad tanto con la presidencia del país como inclusive con las máximas jerarquías eclesiásticas de dicho lugar. Acusaciones cruzadas en cuanto a concepciones religiosas e inclusive acusaciones de masonería precipitaron los hechos a punto de desatar una crisis ecuménica.

Lo cierto es que hacia el año 1860 el Presidente Uruguayo Bernardo Berro emite un decreto presidencial ordenando la expulsión de los frailes misioneros del territorio del país, debiendo darse cumplimiento inmediato a dicha disposición. Sin embargo, es justamente nuestro protagonista don Vicente D’Argenzio quien lleva entonces la iniciativa de los monjes y eleva de inmediato un reclamo ante la comisión Permanente aludiendo una violación a sus garantías.

Por cierto que este acto no hizo más que avivar las discordias y los enconos que se habían generado, pero de todas formas su reclamo fue considerado y tratado por la Junta. Es evidente que se tratónada más que de una formalidad, atendiendo a los argumentos vertidos que defenestraban con virulencia y irrespetuosidad el planteo de D’Argenzio... Dijo el ministro de Gobierno Dr. Acevedo que “Nadie se acordaba de fray Vicente, porque la Honorable Comisión Permanente sabe muy bien que un fraile suelto es una cosa sin nombre, es algo que no se concibe: un fraile no tiene derechos políticos ni civiles, un fraile hace parte de una cosa, de un convento, de una comunidad, y es su superior el que lo gobierna. Yo hasta ciertopunto no concibo que un fraile, conservándose como tal fraile, haga recursos, porque el que no goza de derechos políticos ni civiles esta en el mismo caso que un loco o que un niño. Y si un hombre notoriamente loco que tirase piedras por las calles se presentase haciendo un recurso, ese recurso no podría ser oído.” Quedaba asi consumada la expulsión de los frailes de la República del Uruguay.

En la fructuosa labor educativa de nuestro biografiado, es destacado mencionar que aún vulnerando aquella expulsión, el día 15 de Agosto de 1862 se funda en Paysandú el denominado Colegio de Nuestra Señora del Rosario (ya desaparecido). Fray D’Argenzio fue convocado para la formación de este colegio y también para su dirección lo cual asumió con total convicción. Lamentablemente esta institución competía en calidad y convocatoria con el llamado “Liceo de La Plata” y con el colegio “Fraternidad”, hecho que finalmente terminó con la existencia de esa institución educativa.

Fray D’Argenzio en Paraná

Siendo que desde el año 1858 el vicariato apostólico uruguayo paso a depender de la nueva delegación apostólica del Rio de la Plata con sede en Paraná, tal ha sido el motivo que impulsara la llegada del cura D’Argenzio a trasladarse a esta ciudad. Hemos rastreado con profundidad y conciencia especifica los archivos del Arzobispado paranaense y justamente con fecha 25 de mayo de 1863 aparece una nota del Cabildo Eclesiástico dirigida al Reverendísimo Vicario Capitular y Gobernador del Obispado dando cuenta de la recepción de una nota del día anterior. En la misma, aquella autoridad peticiona al Cabildo la concesión de una capellanía de coro destinada precisamente al Padre D. Vicente D’Argenzio. Si bien el Cabildo no se expidió al respecto (al menos no hay forma de acreditarlodocumentalmente) se trata del primer indicio probatorio de la presencia del fundador de la Sociedad en territorio paranaense.

Sin dudas altamente inquieto y dueño de un espíritu emprendedor, constitutivo y eminentemente proactivo fray D’Argenzio desplegaba en la ciudad toda la gama de conocimientos y labores promotoras de que fuera capaz. Decimos esto porque en el año de 1864 se puede acreditar la fundación por parte del mismo junto al español Francisco Martínez de un Colegio para varones al cual habría de llamar San Miguel. En efecto, a pedido del Jefe Político de la ciudad ambos rectores le remiten una nota informado que “En contestación a la nota que V. S. se ha servido dirigirnos con fecha 5 del Corriente, adjuntándonos una copia de la circular del Inspector de Escuelas, nos hacemos un deber decirle que los artículos 2°, 3° y 4° citados en la sobre dicha circular son los únicos que se refieren a este Colegio que está bajo nuestra dirección. Los insfrascriptos son los directores e Instructores del Colegio, adjuntándose el Sr. D. Julio Bergés como profesor de Frances y Caligrafía. El número de alumnos sería la cifra de 61. Los ramos de enseñanza hasta el nuevo año escolar son los mismos contenidos en este prospecto que tenemos el honor de adjuntarle, Dios Guarde V.S. M.A. Vicente D’Argenzio/ Fran°Martinez”. La nota está fechada el día 12 de diciembre de 1864 y se trata de una escritura ológrafa en puño y letra por el propio D’Argenzio. Una antigua obra de Leandro Ruiz Moreno da cuenta que entre los alumnos que hubieron asistido a ese establecimiento se encontraba Don Enrique Berduc, reconocido filántropo de la ciudad de Paraná.

Ese año resulta de grandes promisiones y acciones por parte del fraile. Además de su pretensión de capellanía de coro y la fundación y dirección del Colegio de Varones San Miguel, la gran inserción de su autoridad en el seno citadino habría de echar raíces en la colectividad de sus connacionales. Esto justamente porque (tal cual se ha estudiado en otros capítulos de esta obra) el día 10 de abril de 1864 junto a otros nombres como Maspes, Castagno, Grafiggna, Scotto y otros ya mencionados fue el principal hacedor de la convocatoria, conformación y fundación de la Sociedad Italiana Unione e Beneficenza. Bien decimos y remitimos a otros capítulos pero fue el mismo quien motorizara incansablemente la reunión de compatriotas buscando la ayuda comunitaria y el socorro mutuo. También el encargado de explicar (más de una vez e insistentemente) cual era la idea matriz de la asociación pretendida y mucho más allá de todo eso participó en la elaboración de los primeros reglamentos rectores de la institución italiana, estableciendo sus principios y contenidos. Como un acto de justicia y reconocimiento, en la asamblea del día 17 de abril de 1864 es proclamado el primer presidente de la Sociedad.

Culminado su primer periodo, es seleccionado para revistar como consejo en la sesión del día 9 de abril de 1865, con mandato por un período siendo presidente del mismo Carlo Castagno. Y en fecha 29 de abril de 1866 (siendo reelecto Castagno) nuevamente se le asigna la función de consejero por un periodo anual. Es allí donde culminan las actividades de D’Argenzio en la ciudad de Paraná y se trataba (durante muchísimo tiempo) de las únicas probanzas de su existencia.

Al sur del Brasil y otras acciones en el Imperio

Pero en relación a ello, hemos descubierto que por algún motivo eclesiástico fue trasladado al Brasil predicando allí y continuando con las expresiones de su personalidad y distintivo sello de gestiones.

El día 7 de Noviembre de 1866 asume como Párroco de la Capilla de Mostardas, ubicada en el estado brasileño de Río Grande do Sul en el sur de Brasil. El primer registro que deja impreso Vicente D’Argenzio es una corrección de tomos en los libros, remitiendo partidas de asientos de esclavos al libro correspondiente. Este registro data del 7 de noviembre de 1866 y el último asiento en Mostardas lo realizó el día 8 de Noviembre del año 1874. La llegada de D’Argenzio al territorio imperial parece haber sido definitiva para él. Asi lo podemos deducir del contenido del Decreto nº 1413 del día 14 de agosto de 1867 del mismo Gobierno Imperial en el cual se establece la autorización gubernamental para mandar pasar carta de naturalización de ciudadano brasilero a los padres Vicente de Argencio y Bendecto Conti (entre otros nombres también autorizados). De esta forma, el cura habría obtenido su naturalización como ciudadano del Brasil, conforme la autorización vertida por el propio gobierno.

Carlos Saboldelli / Historiador / Especial para Campo en Acción

Pioneros Día del Inmigrante Italiano Carlos Saboldelli

Envía tu comentario

Teclas de acceso