
El brusco descenso de las temperaturas, sumado al granizo registrado meses atrás, impactó directamente en la producción citrícola entrerriana.
Marcos Dal Mazo, presidente de la Asociación de Citricultores de Villa del Rosario; ponderó que “la helada fue fuerte en toda la zona, con temperaturas muy bajas para lo que es habitual en nuestra región. Sufrimos térmicas de hasta 7 grados bajo cero y ya se están viendo los daños, sobre todo en la recolección de mandarinas. En planta, al menos en nuestra zona, no tanto; aunque en otras regiones sí hubo más daño en las plantas”.

El dirigente agregó: “Siempre se habla de que los cítricos necesitan algo de frío, alguna helada, pero no con estas temperaturas. Cuando decimos ‘heladita’ nos referimos a cero grados. Ya cuando baja de eso, se complica, más aún viniendo de un período de sequía”.
Por su parte, Elvio Calgaro, desde su chacra cercana a Villa del Rosario, comentó: “Las plantas no muestran un daño como en otros años, cuando se las veía marrones y secándose. Este año parecen intactas, pero lo que sí se ve es lo que pasó con la fruta: una gran parte está literalmente quemada”.
Con varias campañas sobre sus espaldas, Calgaro remarcó: “El cítrico no está preparado para soportar temperaturas tan extremas como seis, siete u ocho grados bajo cero. No podemos hablar de una helada temprana, sino de un fenómeno atípico, con varias jornadas de frío extremo sostenido que dejó su mara”.
Héctor Toller, productor y federado de Federación, indicó que “en parte de nuestra zona, gracias al lago que genera un microclima, el impacto fue algo menor. Aun así, la situación general es muy complicada. Fueron muchas horas de helada intensa: a las 7 de la tarde ya estaba helando y el fenómeno se mantuvo hasta el mediodía del día siguiente”, concluyó.
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