Durante el verano, las altas temperaturas representan un desafío para la conservación de granos en plantas de acopio. Por ello, un equipo de investigación del INTA Paraná brindó recomendaciones para mantener la calidad del producto y optimizar el consumo energético.
La refrigeración de granos en plantas de acopio enfrenta un desafío técnico importante: las altas temperaturas del ambiente. Los equipos de refrigeración funcionan insuflando aire frío a través de conductos conectados a los silos, pero estas condiciones climáticas pueden afectar la eficiencia del sistema. Estudios realizados por el INTA revelan que una mala aislación de los conductos puede provocar un aumento de la temperatura del aire de hasta 2,7 grados antes de entrar al silo, lo que disminuye el rendimiento de los equipos y aumenta el consumo energético.
“El verano pone a prueba la tecnología de refrigeración. Si no prestamos atención a la aislación de los conductos, podemos estar perdiendo buena parte de la eficiencia del sistema”, explicó Rubén Roskopf, investigador del INTA Paraná.
En este sentido, el investigador indicó que diferentes ensayos realizados durante enero por especialistas del INTA midieron las temperaturas cada minuto en diferentes puntos del sistema. “Gracias a estas mediciones, se obtuvieron más de 5000 datos que confirman la importancia de una buena aislación para evitar pérdidas de eficiencia”.
Ante esta problemática, desde el INTA, recomiendan dos acciones clave para mejorar la operatividad de los equipos.
“La aislación térmica de los conductos es fundamental para minimizar el calentamiento del aire frío. La forma más efectiva es utilizar conductos con aislante incorporado. Una manera sencilla de comprobar la eficacia de la aislación es tocar el conducto: si está frío al tacto o presenta gotas de condensación, la aislación no es adecuada”, detalló Roskopf.
En línea con esto, Diego de la Torre, investigador del INTA Balcarce, explicó que, si el aire entra al silo a una temperatura mayor que la programada en el equipo, se desperdician energía y recursos. “Es clave medir las temperaturas en diferentes puntos para evaluar si el sistema está funcionando de manera óptima”, detalló.
Por otro lado, se recomienda reducir la longitud de los conductos y ubicar los equipos en zonas sombreadas. “El posicionamiento del equipo refrigerador cerca del silo y en áreas protegidas del sol reduce las pérdidas de temperatura en los conductos. En casos donde la conexión deba ser más larga, se recomienda utilizar tramos ensamblables para ajustar la longitud según sea necesario”, indicó De la Torre.
“Cada metro adicional de conducto aumenta la posibilidad de que el aire se caliente, en especial si no está correctamente aislado. Hay que buscar siempre la distancia más corta entre el equipo y el silo”, destacó.
De acuerdo con los investigadores, estas medidas no solo permiten alcanzar las temperaturas deseadas para la conservación segura de los granos, sino que también contribuyen a un menor consumo de energía por tonelada refrigerada. “Una tecnología que mejora su eficiencia y se vuelve más amigable con el medioambiente tiene mayores chances de ser adoptada y difundida. Esto no solo beneficia a los operarios de las plantas de acopio, sino que también contribuye a la sostenibilidad del sistema agroindustrial”, indicó Roskopf.
Dirigido a técnicos, encargados de plantas, operarios, peritos clasificadores y estudiantes interesados en implementar esta tecnología de manera eficiente, el INTA pone a disposición un libro que aborda los aspectos técnicos y prácticos de la refrigeración de granos en plantas de acopio. El manual puede descargarse de forma gratuita desde este enlace.
Con estas recomendaciones y herramientas, las plantas de acopio pueden mejorar significativamente sus operaciones, optimizando el uso de recursos y garantizando la calidad de los granos almacenados durante los meses de altas temperaturas.
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