Todo indica que Alma Rural es un almacén ubicado en Rosario donde se consiguen alimentos regionales de las diversas regiones argentinas, pero en realidad es un espacio cultural donde se accede a las entrañas del país.

Instalados desde hace cuatro años en el Mercado del Patio, el negocio, controlado por INTA, no para de crecer. Tanto que ya avanzan en la dispersión de franquicias y la comercialización digital.

Dulces y mermeladas, cervezas, aceites, pastas, escabeches, hongos, fernet, mieles, papas fritas, infusiones como te y yerba, tomates triturado, especias deshidratadas y vinos integran la paleta de productos disponibles, que fueron elaborados por productores que utilizaron sus materias primas y que cuentan con el asesoramiento de INTA.

Juan Manuel Gomila, coordinador de Alma Rural, habló con Campo en Acción y así describió el proyecto laboral que integra: “El objetivo es ofrecer canales de comercialización formales a emprendedores. Es una herramienta transversal para favorecer el desarrollo productivo, comercial y socio-cultural de pequeños productores rurales”. La meta, sentenció, es “fortalecer la inserción de productos agroalimentarios en puntos de venta que valoricen caracteres de identidad, sustentabilidad y calidad. Queremos que la gente consuma un producto asociado a una región y que conozca la historia de trabajo que lo generó”.

Para Gomila, Alma Rural “permite hacer un viaje imaginario al lugar donde se elaboran los productos y conocer a sus hacedores. Es un encuentro de sabores, culturas y formas de producción, como también es el medio para cercar al productor con el consumidor. Es una forma de amor por los productos de nuestra tierra”.

A modo de ejemplo contó que de los productos entrerrianos que dispone en el mercado se destacan las mermeladas La Clarita, que nació en La Criolla, Concordia: “Es una marca distinta, ofrecen un set de mermeladas y dulces duros de arándanos”.

Alma Rural registra un incremento en sus ventas en lo que va del año, aún, en tiempos de pandemia. Si bien el flujo de visitantes mermó notablemente, el millar de productos siguió en la vidriera virtual y marcó el ritmo de crecimiento.

Con respecto al desafío al que se enfrenta el almacén del INTA, se destaca impulsar nuevas bocas de expendio físicas y en línea; además de incrementar la oferta de productos orgánicos, debido al marcado interés de los consumidore.

Alma Rural trabaja con un criterio de comercialización solidaria en el que productor, consumidor y proyecto están asociados.

Gomila destacó las estrategias comerciales que llevan adelante desde 2017 y aseguró que se trabaja con un criterio de comercialización solidaria en el que productor, consumidor y proyecto están asociados.

“Desde el inicio del proyecto, nos apoyamos en la idea de permitir que el consumidor viva una experiencia, más allá de la compra en sí misma. Es decir, que pueda asimilar conocimientos complementarios acerca del origen del producto que adquiere, a partir del intercambio con los encargados del local”, detalló Gomila.

Para el coordinador de Alma Rural, de este modo, es posible que el comprador entienda que detrás del packaging hay un paisaje que lo contiene, una persona que lo produce y una historia que lo contextualiza. Desde ese punto de vista, interpreta que hay un proyecto de desarrollo local detrás de ese producto.

“Creemos en el concepto de consumidor responsable que nos indaga y elige, que nos apoya, fortalece y es fiel. Que llega a Alma Rural en busca de ese elemento diferenciador que no encuentra en el mercado masivo”, subrayó el coordinador.