“Somos la tercera generación que está al frente del almacén” nos cuenta Julio Ridruejo, a quien muchos conocen como el “Yaya”, y que junto a su hermana María Luisa están al frente del viejo boliche de campo fundado cuando despuntaba el siglo pasado. Entre Ríos era entonces un territorio pastoril, de montes profundos, donde el quebracho y el ñandubay, la palmera caranday, el espinillo y los algarrobos crecían por miles y la palabra “desmonte” no existía en el diccionario.