La rentabilidad del girasol es un aliciente destacado del productor que lo elige. En contraposición, el desafío de aplicar técnicas de manejo más complicadas, en comparación al resto de los cultivos tradicionales; y la lucha contra las aves que se quieren quedar siempre con una porción del rinde son los aspectos que definen la reducción del área sembrada; de unas 6000 hectáreas en suelo entrerriano.