
El clima marca el ritmo de la implantación de semillas de trigo en los campos entrerrianos. Desde la Bolsa de Cereales informan que el área efectivamente sembrada llega al 19% de lo previsto, unas 600.000 hectáreas para este ciclo de granos finos. Cuentan que las labores aceleran o se ralentizan según el agua caída; es decir, al principio fue la falta de agua y ahora el exceso. En la entidad abren el ojo, y el paraguas, en que el factor climático puede influir en la concreción del objetivo de las mencionadas 600.000; tanto como la cotización del cereal y las opciones de financiamiento.
Por lo pronto, y de cara a las tareas de los próximos días, desde el Servicio Meteorológico Nacional esperan lluvias en el Litoral y la Región Centro. O sea: por uno u otro frente, el agua puede venir a Entre Ríos. Las proyecciones de corto plazo indican que gran parte del área agrícola argentina observará precipitaciones moderadas a abundantes, de entre 10 y 50 milímetros. Junto con el paso del frente, se producirá una vigorosa irrupción de vientos polares, produciendo un abrupto descenso térmico, con riesgo de heladas generales en las zonas cordilleranas y en las serranías bonaerenses, y de heladas agronómicas en todo el sur y el centro del área agrícola. Lo concreto es que los entrerrianos darán cuenta de temperaturas mínimas entre 0 y 5°C, con riesgo de heladas localizadas.
En cuanto a carinata en la entidad cerealista miden que la superficie planificada se posiciona en torno a 7.000 hectáreas, lo cual marca una disminución del 50 % comparando con 2022. Mientras que, repiten, la superficie destinada al cultivo de colza no presenta cambios significativos a los del ciclo anterior y se posiciona en 9.250 hectáreas. En general la implantación de las oleaginosas ha sido adecuada, aunque existen lotes de colza sembrados como cobertura que se han perdido debido a los excesos hídricos de hace 15 días.
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