
Realizar siembras tempranas de maíz, a mayores densidades e intensificación son algunas claves para capturar beneficios ante mejores ambientes. La recomendación viene de Apresid, entidad desde donde se ponderó que las buenas perspectivas climáticas ponen al maíz de nuevo en escena. Fundamentan que el fenómeno del Niño se avecina en la primavera, y es ahí donde el maíz pasa a tener un interés particular. Es un cultivo muy eficiente en el uso del agua y expresa rendimientos notablemente superiores cuando el agua se le da. Así, es posible empujar los techos de rendimientos con manejos productivos estratégicos y obtener una cosecha extraordinaria.
La especialista de la entidad Maria Elena Otegui señaló que ante un pronóstico “Niño” es posible apostar a estrategias más agresivas y que bajo este escenario la balanza se incline en favor de los maíces tempranos.
Sumó que la toma de decisiones pasa por la elección del híbrido en base a la caracterización por mega-ambientes. No obstante, agregó que, teniendo en cuenta la expansión del maíz a nuevas latitudes, es importante considerar además la madurez relativa de los híbridos en función de la época de siembra.
Si bien, por lo general, no se cambia de híbrido al decidir una siembra temprana o tardía, mencionó que con la expansión del área maicera hacia el sur y el oeste de la región productiva, donde los períodos libres de heladas son más acotados, la recomendación es optar por materiales de ciclo más corto.
En cuanto a la densidad aquí también debería venir un cambio importante. En campañas pasadas la Niña obligó a tomar una actitud defensiva a la hora de plantar, donde reducir las densidades y atrasar las siembras era la mejor opción frente al bajo presupuesto de agua. Con un panorama de oferta hídrica, deberíamos pensar en acompañar el cultivo con mayores densidades en pos de capturar los beneficios en los ambientes favorables.
Otegui insiste en evaluar previo a la siembra el agua almacenada en el segundo metro del perfil y no quedarse con los primeros milímetros de lluvia que caen, sobre todo aquellos que decidan volver a siembras tempranas. Hasta que el horizonte no se recargue y tenga excedentes por encima de la capacidad de campo, aquel segundo metro de suelo no se empieza a llenar. “Una vez sembrado el maíz, es muy difícil lograr esa recarga, dado el consumo del cultivo y la demanda atmosférica en aumento. Por eso es clave sembrar con agua en profundidad”.
Aportó que una nutrición balanceada permitirá acortar brechas de rendimientos. El maíz es un cultivo que tiene capacidad para explorar altos rindes, pero esa potencialidad también se construye con buena nutrición. Para ello, hay que volver a los análisis de suelo, corregir con la fertilización adecuada tanto en tempranos como tardíos, y no pensar que la sola mineralización es suficiente para satisfacer los requerimientos.
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