El trigo entrerriano se posiciona en la banda de las 500.000 hectáreas plantadas y su estado va de bueno a muy bueno, siempre según los ojos expertos de quienes reportan a la Bolsa de Cereales.

Cuentan que la fenología abarca desde macollaje mayoritariamente, en cultivares de ciclos intermedios y cortos, hasta encañazón en cultivares ciclos largos. En rigor, cuentan que están muy buenas el 35% de las hectáreas cultivadas, un 60% está bueno y el resto regular. Lo bueno es que no hallaron mala ni una espiga.

En general, ponderan en otro tramo del informe, el cultivo de trigo ha mejorado su condición y en gran parte esto se debe a las precipitaciones ocurridas en los últimos días y a las bajas temperaturas que favorecen su desarrollo. El porcentaje de área en condición regular (4 %) se refiere a sitios con exceso de agua que provocaron anegamientos y retraso en labores de control de malezas y la refertilización.

Con respecto al estado sanitario, se ha detectado la presencia de mancha amarilla y roya, que son monitoreadas sobre todo en materiales que son susceptibles y/o cuyo antecesor en la rotación fue trigo/soja. Además, se continuó con la aplicación de fertilizantes nitrogenados.

Por el andarivel marcado con los marlos, informaron que hasta este jueves se cosechó el 50% del maíz tardío y de segunda de Entre Ríos, con un rinde promedio de 6.200 hectáreas.

Por lo tanto, en los últimos 15 días se generó un progreso en las labores de tan sólo el 13 %, lo cual se debe al elevado contenido de humedad que presenta el grano.

De mantenerse estos valores, según indica el reporte semanal, el promedio de rendimiento de los lotes de maíz tardío y de segunda duplicarán al rinde alcanzado en el maíz de primera. Este hecho se relaciona fundamentalmente con la precipitación ocurrida en el periodo crítico, que para el maíz de primera se concentra en el mes de diciembre, mientras que, para el tardío y de segunda se sitúa en el mes de marzo.