“La trazabilidad no avanza porque mucha gente sale beneficiada con la informalidad”, dijo sin vueltas Bernardo Cané a Campo en Acción durante la mañana del martes, por LT14. El productor, veterinario y expresidente del Senasa sentenció que, en general, el ganadero no defiende la calidad de carne que él mismo produce y en consecuencia reclamó mayores exigencias del sector primario para la cadena de distribución e industrialización que vive, crece y se desarrolla a partir de la hacienda en pie.
Al dar cuenta del fracaso del programa de mejora en la distribución de carne lanzado por el gobierno que debió prorrogarse el 1 de noviembre, el mismo día de su puesta en vigencia, dejó saber que el proceso industrial de la Argentina es muy básico y, en contraposición, la producción primaria muy sofisticada.
El troceo, tal la denominación común de la propuesta que consiste en dejar atrás el reparto de medias reses de más de 100 kilos por piezas que no superen los 32 kilos de carne, reconoce otro antecedente que tampoco vio la luz y que fue promovido por el mismo Cané.
El profesional recordó que el 15 de octubre 1991 lanzaron el programa Corte por lo sano (que consistía en algo similar al troceo), que abordaron desde una perspectiva sanitaria integral, pero que no funcionó por “la resistencia de la industria y los productores que no valoran a sus animales, en algunos casos parece que se los sacan de encima cuando los venden”. Definió que hay dobles y triples estándares en ese sentido y que el productor no ayuda ni opina cuando se ven las carnicerías con colgaderos o perros comiendo garrones de medias reses.
En relación a la actual iniciativa marcó una diferencia: “Esta medida nació errada, fue planteada desde las ART, solamente desde los trabajadores de la industria, y hay que plantearlo desde la sanidad de los alimentos. Debemos ir a un único estándar sanitario para disminuir esta grieta”. Sumó que en Brasil y Uruguay copiaron su plan que data de la década de 1990 y lograron mejorar la distribución.
Cané sabe de lo que habla, a su paso por la función pública suma su experiencia como tercera generación de productores en la zona bonaerense de Lincoln y desde hace algunos años también en oeste formoseño. En el norte del país, contó, generan riqueza de manera sustentable, en relación a las comunidades aborígenes y el entorno natural. Crearon un grupo CREA para trabajar en el desarrollo de un modelo con el paisaje protegido que hasta mereció premiaciones de una entidad bancaria.
En concreto, desde su lugar en el escenario rural ponderó que “si los proveedores de la materia prima ponen más énfasis en la sanidad de la distribución de su alimento la cosa cambia, las gremiales no opinan, las organizaciones de consumidores tampoco. La carne de Argentina es de calidad y a eso a hay que preservarlo, pero no veo una unidad de criterio en este tema”.
El exfuncionario utilizó preguntas para subrayar contradicciones: “¿Porque será que en Puerto Madero no se ve gente acarreando carne?” dijo y redobló la apuesta: “¿Porque creen que no hay trazabilidad en la carne? Porque la informalidad beneficia a mucha gente”.
Envía tu comentario