La 34° Jornada Técnica Nacional del Cultivo de Arroz fue caja de resonancia de las novedades de la ciencia para mejorar la productividad del principal grano regional entrerriano.
Desde el Círculo de Ingenieros Agrónomos de San Salvador, la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Noreste de Entre Ríos y la Fundación Proarroz se pusieron la mochila al hombro y a juzgar por la concurrencia, en Concordia lograron capturar el interés de profesionales y productores de la región.
La cita extendida en dos jornadas, 24 y 25 de agosto, contempló una grilla de especialistas con jerarquía internacional en materia de producción arrocera.
Campo en Acción fue parte del convite donde, por ejemplo, Luciana Herber llegó desde Corrientes para hablar de las herramientas técnicas necesarias para lograr rendimientos superiores a los 17.000 kilos por hectárea cultivando semillas Angirú Inta CL.
A juzgar por los resultados logrados en su terruño, la variedad, dijo, aparece como una nueva promesa por el andarivel de los materiales de ciclo intermedio. Si bien aportó que son aptos para manejo diferencial, “la línea de investigación debe seguir para avanzar en el desarrollo del cultivo. La propuesta es seguir trabajo, por ejemplo, en la ampliación de las fechas de siembra”.
De la medición del impacto ambiental en las arroceras entrerrianas disertó el asesor privado Miguel Navarro, quién subrayó que el asunto concentra el interés de sembradores y profesionales. La razón que dio es tan simple como contundente: “La sociedad demanda ser cuidadosos, el consumidor pide alimentos sanos y desde la producción y la profesión trabajamos en la sustentabilidad”.
Definió que una de las formas de hacerlo es “primero entender el impacto que causamos y luego disminuirlo”. Su estrategia, aplicada desde hace un lustro de forma individual y desde el año pasado a escala provincial, pasa por medimos el impacto de un agroquímico en el ambiente. “Hay un sistema que permite hacer esa tarea y fue desarrollado en Estados Unidos. Al entender esto, podemos hacer combinaciones para disminuir el impacto ambiental al controlar malezas” sentenció.
Una de sus alternativas, por caso, pasa por contemplar a los cultivos de cobertura en los esquemas de rotación dado que ayudan a reducir el uso de fitosanitarios. En definitiva, profundizar la profesionalización es un norte a seguir de manera indefinida en busca de la sostenibilidad.
Por su parte, Maria Zamero, docente de la Facultad de Ciencias Agropecuarias con sede en Oro Verde, dio cuenta de las estrategias de fertilización aplicadas durante tres años en diversos ensayos logrados en arroceras entrerrianas.
El seguimiento se concreta en campos ubicados en La Paz, San Jaime, Jubileo o San Salvador” enumeró la experta y siguió con que al mejorar la nutrición desde niveles mínimos a superiores es posible analizar los cambios en la productividad de las plantaciones.
Contó que el manejo es según el trabajo habitual del productor que cede los lotes y que cada campaña todo empieza con un análisis de suelos para conocer el punto de inicio.
“A medida que mejoramos la nutrición del cultivo mejora el comportamiento de la planta y el rendimiento” relató la profesional.
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