Países como España, Francia, Italia, Alemania y Reino Unido están registrando mayores tasas de contagio por habitantes en relación al primer brote de Covid-19, y ponen en riesgo la exportación de carnes.
Si bien muchos lo atribuyen a la mayor capacidad de testeo, la realidad es que los gobiernos rápidamente han optado por endurecer las restricciones a la circulación, a fin de evitar el colapso del sistema de salud sufrido anteriormente. Es así como bares y restaurantes, vuelven a verse obligados a cerrar sus puertas o, en algunos casos, a restringir los servicios.
Sin embargo, sus proyecciones para el resto del año vaticinan una leve recuperación que logre moderar la caída anual a un 10% respecto de los volúmenes importados en 2019 a 348 millones de toneladas.
Esto se basa en la hipótesis de que esta segunda ola ya no afectaría tanto a la oferta de alimentos y a los sistemas de distribución dada la rápida reconversión de varios de estos canales de suministro.
Por otra parte, si bien la demanda sufrirá en la medida que se endurezcan las restricciones, también aquí podría darse una suerte de adaptación del consumidor a nuevos productos, presentaciones y formas de consumo en el hogar.
En el caso de la Argentina, tomando los precios de dos de los cortes más demandados por Europa como el bife ancho y el RAL Hilton, se observa un derrumbe de más del 40% respecto de los valores pagados a principios de agosto.
De no recuperarse las compras del Continente viejo, hacia fin de año veremos un mayor volumen de producción debiendo volcarse al mercado interno.
Hoy los pocos compradores activos ofrecen valores de entre USD 7.000 y USD 8.000 por tonelada contra niveles de USD 13.000 convalidados tres meses atrás. La opción de comprar y congelar para diferir las ventas también es una estrategia que va en detrimento de precios.
Dado que el valor de un corte enfriado para consumo en restaurantes no es el mismo que un congelado que, eventualmente pueda terminar ingresando a un canal de consumo masivo por falta de demanda.
Si bien la exportación de carnes de septiembre aun no registra una retracción en volumen respecto de igual mes de 2019, sí se observa una desaceleración tras la recuperación de los últimos meses.
Además, se observa -según el mercado ganadero Rosgan- una fuerte caída en el nivel de precio medio por tonelada del 16,5% al pasar de USD 10.728 en agosto a USD 8.950 promedio en septiembre.
Si bien existen otros destinos tradicionales para la exportación de carnes como Chile, Israel, Rusia e incluso EE.UU. que comienza a pesar en la distribución total, la capacidad adicional de compra en su conjunto no compensa una baja estacional de China combinada con una nueva caída de Europa.
Se observa una fuerte caída en el precio medio por tonelada del 16,5% al pasar de USD 10.728 en agosto a USD 8.950 promedio en septiembre.
Por lo cual, de no recuperarse las compras del Continente viejo, hacia fin de año veremos un mayor volumen de producción debiendo volcarse al mercado interno.
Los últimos aumentos que se vienen registrando en el precio de la hacienda sumado a los mayores costos de procesamiento que ha estado absorbiendo tanto la industria como la distribución a causa del Covid, presiona hacia una inminente corrección de los precios de la carne.
La realidad es que, pese a la escasa capacidad de pago que sufre el consumo, los precios al mostrador han estado creciendo este año por sobre la inflación. De acuerdo al último relevamiento de precios minoristas realizado por el Ipcva al mes de septiembre, la carne vacuna había aumentado en los últimos doce meses un 55,5% contra una inflación del 36,6% anual.
Ahora bien, cuánto más puede seguir convalidando la demanda a medida que comiencen a liberarse los precios de productos esenciales o tarifas de servicios mantenidos hasta el momento bajo acuerdo de congelamiento, es una verdadera incógnita.
Si bien este año se ha temido por una potencial subocupación de los feedlots producto del contramargen al cual estuvo expuesta la actividad durante gran parte del año, los números indican que los corrales se encuentran relativamente abastecidos.
Bajo este escenario, si bien no es descartable ver una posible corrección de precios internos en lo inmediato, tras el fin de año es muy probable que este ajuste comience nuevamente a quedar retrasado, como usualmente sucede con las correcciones en el precio de la carne.
Envía tu comentario