El modelo productivo que expresa denominado feedlot ecológico, -que funciona en la Experimental Uruguay de INTA-, logró lo que no cualquier proyecto de transferencia de tecnología alcanza: la difusión y adopción suficiente entre ganaderos de la región e incluso naciones vecinas.
“Tiene varias aristas relacionadas a ambiente y el bienestar animal”, contó a Campo en Acción María Eugenia Munilla, una de las responsables de la propuesta que ya lleva algunos años de vigencia. Lo cierto es que empezaron a investigar con la idea de crear un esquema de manejo para pequeños productores, pero los resultados dejan ver que se adapta a cualquier escala.
La especialista especificó que un secreto pasa por asignar más espacio por animal, que va entre 100 y 200 metros cuadrados, lo que deja unas 150 cabezas dentro de una hectárea. En sus palabras “así se evita la formación de barro en tiempos de lluvias intensas y cuando hay seca queda superficie con forraje. En definitiva, el suelo nunca está pelado”.
Sumó que el plan es observar el bienestar del rodeo en todo momento. Por caso, enumeró que siempre se asegura un lugar fresco, seco, cómodo y blando para que los animales tengan donde descansar. “Evitamos el confinamiento y utilizamos comederos de autoconsumo para que no haya competencia; incluso baja la carga operativa”, detalló la joven investigadora con predicamento en la cadena pecuaria entrerriana.
Según sus números, la ganancia diaria está entre 1.200 y 1.300 kilos, números que ponderó como aceptables. Pero en ese marco aceleró al decir que “ahora probamos con un alimento que tiene un aditivo compuesto de receta que aumenta los niveles de producción, se trata de otro plus que permite producir más en menos tiempo”.
Munilla avisó que los seguimientos de comportamiento de mercado dejan ver una aceptación de los productos obtenidos.
Al indagar, se accede a una descripción del proyecto donde Munilla y su compañero de andanzas, Juan Sebastián Vittone, especifican que “la ganadería bovina actualmente se encuentra frente al desafío de mejorar la calidad de los procesos productivos y de los productos cárnicos”. Aportan que “en los sistemas de engorde intensivo, el confinamiento y el cambio de dietas sumado a prácticas como destete, castración y transporte, pueden afectar las condiciones de bienestar de los animales”.
Cuentan que el confinamiento de animales en condiciones de precipitaciones abundantes provoca la acumulación de barro, bosta y orina. En sentido opuesto, con moderadas o escasas precipitaciones, la dureza del suelo provoca dolor e incluso lesiones en la piel y patas de los animales. Además, la voladura de partículas en el aire posee un efecto perjudicial sobre las vías respiratorias y los ojos de los animales. En este contexto disminuye el consumo, la ganancia de peso y la eficiencia de conversión se reduce drásticamente. Como consecuencia, se prolongan los períodos de terminación hasta alcanzar el peso y grado de terminación esperado.
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