Esta que termina la capacitación de todos los involucrados en las unidades centinelas que abonaron el cuidado de las prácticas agrícolas que se realizan en cercanías de escuelas rurales.
Directores de escuela, docentes e ingenieros agrónomos con actividad en cada unidad conformarán ámbitos donde se hará efectiva la aplicación del decreto número 2239, que regula la aplicación de fitosanitarios en áreas linderas a los establecimientos educativos. También formarán parte expertos del Estado.
“Trabajamos muy seriamente, la norma es superadora y la aplicamos con profesionalismo y determinación” dijo a Campo en Acción Carlos Enrique Toledo. El Director de Agricultura de la provincia definió que “se trata de cuidar la salud de personas”.
La norma en cuestión define que las labores agrícolas que demanden uso de fitosanitarios de baja toxicidad tienen que llevarse a cabo los fines de semana o a contra turno del horario escolar; que el aviso de rigor debe suceder como máximo 48 horas antes y que la receta agronómica firmada por el profesional a cargo tiene que estar confeccionada debidamente y con copia en la repartición a cargo de Toledo.
El marco legal lo da la ley número 6599 que establece consideraciones para resguardar áreas sensibles. “Ahí está todo regulado pero había un estado de vacancia ya que no se definía taxativamente la labor en cercanías a las escuelas y por eso sale el decreto que precisa como hacer aplicaciones en inmediaciones de establecimientos educativos”.
“Ponemos en valor este decreto al informar sobre la norma a todos los involucrados para que sea efectivo sus cumplimiento” sentenció Toledo. Lo cierto es que para lograrlo debieron dar un sin número de charlas a productores, entidades que los nuclean, asociaciones profesionales y, claro está a los directores de las escuelas.
“Creamos instancias, ahora on line fruto de la pandemia, y desarrollamos un cronograma de trabajo en los distintos departamentos. A fin de mes esperamos haber cubierto toda la provincia” avisó.
Contó que, en términos generales, se encontró con mucha necesidad de acceder a la información y que tuvo que administrar situaciones de disparidad entre establecimientos. “Hay lugares donde no se practica agricultura y en otros esa es la producción exclusiva; también hay escuelas donde el director es vecino y en otras el docente viaja desde otra ciudad cada día y no conoce la zona. Tratamos de congeniar siempre para encontrar una salida que nos lleve a la aplicación del decreto” afirmó.
Toledo fue concreto al dividir roles: “El ingeniero agrónomo es quién hace la receta y sabe dónde enviarla con las precisiones necesarias; el productor también debe dar el aviso a la escuela y si están todos de acuerdo la pulverización se ejecuta en el día y horario indicado”.
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