Saltar menúes de navegación e información institucional Teclas de acceso rápido Actualidad
De Todo Láctea

¿Qué es lo más relevante de la genética en el tambo?

Esther Donkersloot, genetista de la empresa LIC de Nueva Zelanda.
Esther Donkersloot, genetista de la empresa LIC de Nueva Zelanda.
11/05/2023 18:34 hs

La genética marca el rumbo de los tambos según la elección que se haga para cada sistema productivo. En la combinación de exposiciones, entre martes y miércoles, los productores y profesionales que visitaron Todo Láctea 2023 pudieron apreciar los aspectos más salientes de una variable clave para la producción.

Bajo la consigna “¿Cambiamos las vacas o cambiamos los sistemas de producción?”, Esther Donkersloot, genetista de la empresa LIC de Nueva Zelanda comenzó diciendo que al medir la performance de cada animal se obtiene información clave para poder seleccionar el pedigree que pueda aportar un reemplazo en los rodeos que puedan generar mejores hijas que sus madres. La combinación del pedigree, el genotipo, el ambiente, el manejo y el beneficio residual es la manera de medir la performance en cada tambo.

La eficiencia es la clave, por eso la inversión tiene que estar orientada a un objetivo concreto que no puede cambiar constantemente.

La ganancia genética se mide con la intensidad de selección, la herencia, la variación fenotípica, el ajuste y precisión de los datos, por sobre el intervalo genético en años, generación tras generación.

La heredabilidad está dada por rasgos de producción con alta transferencia y los de fertilidad son bajos, porque se trata de muchos genes de pequeña variación.

Hay una correlación negativa entre volumen de leche y fertilidad, por eso se intenta balancear para ir hacia una ecuación económica correcta.

El patrón de herencia se reparte entre dominancia, dominancia incompleta y los recesivos. Estos son elementos a tener en cuenta para armar un programa genético. La mejora de los rodeos están basados en la reproducción, seguidos por las vacas seleccionadas en producción y los toros usados, dando como resultante a las terneras. A mejor manejo, mayores resultados como tambo.

Las ocho áreas clave en la reproducción son el patrón de partos, el manejo de la guachera, la condición corporal y nutrición, la detección de celo, el servicio de los toros, la genética, la salud de las vacas y las prácticas de inteligencia artificial. Con el control de esto se va a determinar el éxito del programa genético.

En Nueva Zelanda los partos son estacionados y se controlan a las seis semanas, con controles estrictos para que no se descarte por generar partos tardíos. Cabe destacar que el grado de heredabilidad en la fertilidad es del tres por ciento, por lo tanto se agregan datos predictores que trabajan con los de fertilidad que hacen ascender el promedio al nueve por ciento.

Quienes manejan mal el tema reproductivo, terminan preñando con toros de manera directa, pero tienen una calidad genética menor que si fuera con el trabajo asistido. El mejor manejo reproductivo permite y demuestra un trabajo mejor en el tambo.

El nivel de progreso genético está dado por el semen sexado para bajar el intervalo generacional, e incluso en hembras no orientadas para la reposición se insemina con material para carne, mejorando además de la reproducción la salud animal, se baja la mortalidad y se puede avanzar de mejor manera al control lechero, a la verificación de paternidad, el peso, el genotipo.

La especialista explicó que “la genética es algo que el productor tiene a disposición, pero es un trabajo a largo plazo y acumulativa”. El progreso en cada rasgo difiere, pero en todos se puede mejorar, para que la performance económica se traslade también al balance en el tambo.

Por su parte, Horacio Larrea, experto en genética y representante de Semex planteó los fundamentos para entender que las vacas son las que se tienen que adaptar a los modelos productivos.

Las variables que influyen en la ecuación económica del tambo son la geografía, el clima, las condiciones de manejo, el acceso a la tecnología, a la financiación y la sustentabilidad ambiental. Los modelos son muy variables y la garantía del éxito es la gestión.

“La gran disyuntiva a definir es cuál es el programa genético a definir”, teniendo en cuenta que la selección tiene que empezar lo antes posible, para recorrer los próximos diez años de la mejor manera. Lo fundamental es entender cuál es el nivel de confort que se va a tener a disposición para las vacas. Las vacas de alta performance no pueden sobrevivir sin confort y es eso lo que genera sustentabilidad económica en el tambo.

Las vacas de alta conversión tienen que tener un cuidado acorde para que se justifique con el pago por litro, e incluso se debe tener un manejo acorde al costo de reposición de ese animal. Los sistemas pastoriles sigue requiriendo rasgos de rusticidad para soportar las condiciones naturales, así mientras más come, más convierte.

No se pueden seleccionar muchos rasgos a la vez, por eso hay que hacer una planificación concreta, para que eso se traduzca en resultados. Los rasgos de producción tienen correlación negativa con los de salud y con el estrés calórico.

La mejor correlación entre rasgos de tipo y saludo-fertilidad es el índice de estado corporal. La vaca flaca deprime el sistema inmunológico y le abre la puerta a la mayoría de los problemas. Mientras se desplaza sin problemas, tiende a vivir más, con mejor salud y reproducción.

La combinación de genética y manejo han generado avances históricos en la productividad de los animales, sobre todo desde la década del ´90. “La presión de selección es el factor clave para seguir aumentando la rentabilidad de los tambos en los próximos años. ¿A que vaca le vamos a dar la chance de usar todos los chiches que podemos comprar?, teniendo en cuenta que las hijas deben ser mejores que sus madres”, sobre todo porque el avance del estudio de la genómica avanza cinco veces más rápido de lo que lo hacía la genética.

Con el semen sexado se garantiza que las mejores hembras puedan tener al 90 por ciento hijas mejores que ellas. A partir de esto, el enfoque tiene que estar en la eficiencia de conversión y en la resistencia a enfermedades.

Por Elida Thiery, especial para Todoagro

De Todo Láctea

Envía tu comentario

Teclas de acceso