Fabio Schneider es un pequeño productor tambero de Colonia Merou, que se ubicado a tan solo 30 kilómetros de la ciudad de Paraná, la capital de Entre Ríos, y es uno de los tantos pueblos rurales afectados por el insólito fallo de la Suprema Corte provincial que prohibió las aplicaciones con agroquímicos alrededor de las escuelas en un radio de 1.000 metros para los equipos terrestres y de 3.000 metros para los aéreos.
“Antes era bárbaro tener una escuela cerca para llevar a los gurises. Hasta llegamos a luchar entre todos para tener una escuela secundaria, en un pueblo de 300 habitantes”, relata. “Es un absurdo, ahora esa misma escuela nos condena a desaparecer”, se lamenta Fabio en diálogo con Bichos de Campo. Como él, son once los pequeños productores de Colonia Merou que conviven con el establecimiento educativo.
El fallo que prohíbe las aplicaciones con químicos alrededor de las escuelas fue impulsado por un grupo de ambientalistas que se llama Basta es basta y el gremio de Agmer, “pero no los maestros”, aclaró Schneider, que incluso contó que los productores locales recibieron el apoyo explícito de la directora de la escuela del lugar.
Buscando las razones de tan drástica decisión de la justicia, el tambero se lamentó: “Por la mala praxis de algunos, terminamos pagando todos”.
Al establecer semejante prohibición, el cálculo da que 300 hectáreas alrededor de las escuelas quedan inhabilitadas para hacer agricultura convencional utilziando agroquímicos. Como hay 1.024 escuelas rurales en toda la provincia, son más de 300 mil hectáreas las que quedan restringuidas a tratamientos con fitosanitarios. Los productores, incluso los tamberos que hacer cultivos para forraje, se ven impedidos de hacer agricultura como en la mayor parte del país. Y cambiar los modos de producir de la noche a la mañana no parece ser posible.
“Lo más ilógico es que prohíben todos los tipos de productos, no solo los banda roja, sino también los de banda verde o amarilla. Y hasta fertilizante líquido no podemos aplicar, porque se usa una máquina pulverizadora para esto”, explicó Scheneider en una larga entrevista en la que critica con fuerza al gobernador Gustavo Bordet, quien también demoró una intervención para resolver el conflicto. “El productor entrerriano es considerado por este gobierno como un enemigo, esa es la verdad”, afirmó.
Fabio es uno de los productores que encabeza las protestas contra esta decisión, ante la pasividad de muchos dirigentes rurales tradicionales. “Hoy estamos pidiendo que nos dejen producir responsablemente con los productos homologados por Senasa, porque tampoco es que usamos productos clandestinos. Están autorizados en todo el mundo”, señaló.
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