
En la medida en que corren los días el productor ajusta la planificación de los cultivos estivales. En el “tablero de ajedrez”, como definen el escenario en la Bolsa de Cereales, comienzan a acomodarse las piezas donde cada cultivo experimenta variaciones con respecto al año pasado. Hasta el momento, posiblemente sea el sorgo donde hay mayores incertidumbres y menores perspectivas de siembra, denotando hasta el momento una clara tendencia hacia una reducción del área.
En total, la soja ocuparía 1.110.000 hectáreas en el ciclo 2025/26, un 14% menos que el año anterior, es decir, unas 175.100.
Los motivos pueden resumirse en dos:
Expansión del maíz que tiende a posicionarse en hectáreas similares a los ciclos 2021/22 y 2022/23
Bajos rendimientos, debido a que en los últimos cinco años el promedio provincial no ha superado los 3.900 kg/ha
Actualmente, según la entidad, la comercialización de semillas es reducida, y se prevé que, finalizada la siembra de maíz, los productores realicen la compra con escasa anticipación a la implantación.
Partiendo de estas premisas y como primera proyección, se estima una caída interanual del área del 26 %, equivalente a 31.000 ha, lo que dejaría una superficie planificada de aproximadamente 90.000 ha.
Para la soja hay dos aspectos a destacar:
.- Soja de primera: Presentaría una reducción de área debido al crecimiento del cultivo de maíz, aunque esta caída se vería parcialmente compensada por la menor superficie destinada a sorgo. Con los supuestos mencionados, el área se ubicaría en 410.000 ha, una baja interanual del 37 % respecto a las 646.200 ha del ciclo anterior.
.- Soja de segunda: Experimentaría un incremento impulsado por la expansión del cultivo de trigo, alcanzando unas 700.000 ha. Cabe recordar que en el ciclo 2024/25 la superficie fue de 638.900 ha, lo que supone un crecimiento del 10%.
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