Al menos hasta noviembre, la suba en el precio de la carne no era por una menor oferta. Ese mes la faena creció 2,3% interanual.
En los últimos 12 meses, y contra una inflación interanual (estimada) en 37 por ciento, el precio del novillo en Liniers subió un 75 por ciento y el novillito (350 a 390 kilos) un 77 por ciento. Mientras que la vaca gorda lo hizo 71 por ciento y la conserva 63 por ciento destaca en el informe publicado por Agrovoz el analista Ignacio Iriarte.
Pese a la pandemia, a la cuarentena, al desempleo, a la caída de la actividad económica, pese a la baja de los salarios reales y a la caída de los valores pagados por China, los precios de la hacienda suben desde fines del año pasado entre 30 y 40 puntos porcentuales por encima de la inflación.
Pero más llama la atención la suba que se da desde principios de octubre último: 47 por ciento para el novillito liviano, 29 por ciento para la vaca gorda, 15 por ciento para la conserva.
Por lo menos hasta fin de noviembre, la suba no obedecía a una restricción de la oferta: la faena del último mes fue muy alta (1,24 millones de cabezas), un 2,3 por ciento más que igual mes del año pasado, con un récord de oferta de novillitos y vaquillonas de dos dientes, categorías casi exclusivas del consumo.
La demanda doméstica se está mostrando extraordinariamente firme, y el relajamiento de la cuarentena está trayendo un mayor número de reuniones sociales y familiares (asados); el clima, además, acompaña para estimular el consumo.
La exportación ha experimentado un aumento muy importante en la capacidad instalada y en los planes de faena.
Esto genera una demanda creciente por novillos pesados y vacas que desborda la oferta disponible, pese a que la faena de estas dos categorías ha crecido en los últimos dos años. En noviembre, con 94 mil toneladas embarcadas, la exportación significó 33 por ciento de la demanda total.
Hasta ahora no ha habido un problema de oferta, pero a partir de enero probablemente lo habrá: el efecto “vaciado” de los feedlots comenzará a sentirse en las próximas semanas. El consumo no cede y la demanda china –hasta ahora– sigue en muy importantes niveles.
Falta ver –pasadas las celebraciones de fin de año– cómo reaccionará el consumo ante valores para la carne al mostrador que han subido cerca de un 45 por ciento en menos de tres meses, y una exportación que con los actuales valores de la hacienda está trabajando en rojo.
La seca que todavía castiga a muchas zonas, y un encierre económicamente prohibitivo completan un panorama muy incierto para la producción ganadera.
Exportaciones
En noviembre se embarcaron 94 mil toneladas equivalente res con hueso. Si se toman los embarques de los tres últimos meses, 264 mil toneladas, da un volumen anualizado del orden de los 1,056 millones de toneladas. Vemos una tendencia que parecería difícil de mantener en los primeros meses.
La situación del Hilton se ha vuelto a complicar, con la aparición de una variante del virus en el Reino Unido y la generalización de la segunda ola en Europa.
En el caso de China, las nuevas exigencias de este país contemplarían el deslistado –no se sabe por cuánto tiempo– de todas las plantas que registren algún caso de Covid-19. Esta nueva situación preocupa mucho a la industria exportadora.
Precios reales
¿Qué tan buenos son los actuales precios de la hacienda? En el caso del novillito (350 a 390 kilos), la cotización de hoy en Liniers resulta 43 por ciento superior al promedio histórico –a moneda constante– del período 2005-2019.
Se ubica apenas por debajo de los máximos de la serie, que se dieron entre fines de 2010 y mediados del 2012, en el marco de una oferta ganadera 25 a 30 por ciento más baja que la actual.
Hay que recordar que los valores obtenidos en entre 2010 y 2012, a la salida de la brutal liquidación 2007-2009, fueron los más altos –a precios reales– de los últimos cincuenta años.
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