Un reporte elaborado por la Federación de Industrias Frigoríficas de Argentina exhibe la caída de la actividad del sector y sus consecuencias. Señalan, en concreto, que durante el último semestre el precio de la carne vacuna al consumidor registro aumentos del 27,2%, la de pollo llegó 36,5% y el pechito de cerdo apenas subió 1,5%.
En el mismo semestre la inflación fue de 79,8%. Conclusión: en lo que va del año las carnes mantienen precios muy competitivos respecto a otros alimentos y otros rubros que hacen al costo de vida que tuvieron saltos mucho mayores.
Según el titular de la entidad, Daniel Urcía, la faena de vacunos este año estaría al menos un 10% por debajo de la registrada en 2023 (el primer semestre ratifica la predicción) debido a los efectos de la prolongada sequía que afecto el país entre 2022 y 2023.
“La seca alteró los ciclos productivos y aceleró la salida a faena de vacas y animales jóvenes (vaquillonas y novillitos de 2 dientes). La faena de este año tendrá volúmenes de faena similares a los años 2021 y 2022 y será superior a los años de baja faena en los que apenas se superó los 10 millones de cabezas”, precisó.
Es su reporte mensual explicó que “la caída en la oferta de hacienda significa una disminución de la actividad en los frigoríficos y una menor oferta de carne en el mercado lo que debería y debería implicar mejoras en los precios. Pero hasta ahora eso no sucedió consecuencia del deterioro del poder adquisitivo local y de los bajos precios internacionales del producto. A la par de esta realidad, los costos han tenido otro ritmo”.
Ante este escenario Urcía reclama que se atienda en mejor medida a la actividad formal, con el fin de combatir la marginalidad dentro de la cadena. “De allí la necesidad de poner en marcha urgentemente el estándar sanitario nacional y realizar las correcciones impositivas como la unificación de alícuota de IVA para el servicio de faena y poner en marcha un sistema simplificado para los comercios minoristas de carnes”, subrayó.
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