
En este momento, en la Experimental Uruguay de INTA pastan 30 toros sobre los cuales se conoce todo sobre su vida. Son los mismos que recorrieron los 14 meses que duró la Prueba Pastoril de la raza Hereford, -con una sequía histórica en el medio que no hizo mella en el desarrollo de los ejemplares-, aportados por 15 cabañas de la región.

Dato: el 6 de septiembre serán rematados y cada comprador se llevará a su campo, además de un reproductor evaluado hasta el detalle, toda la información relevada por expertos. De yapa otro dato: cuando todavía no había terminado esta edición, ya estaba empezando la próxima; en el mismo lugar, pero con la participación de 42 toros que llegaron desde 23 cabañas. Pero esta es otra historia, que también valdrá la pena conocer a medida que se sucedan los hechos.

Campo en Acción participó en cada una de las instancias de la actividad impulsada desde la Comisión Mesopotámica de la raza, junto a la Asociación nacional y el Instituto público de investigación. En esta tercera y última jornada de jura fenotípica el correntino de Mercedes, Carlos Roldan, trabajó como jurado para ir separando a los ejemplares según sus cualidades.

El experto aportó su mirada: “Es muy valioso lo que están haciendo acá. A nuestro país, como a naciones cercanas, nos hace únicos la condición de ser productores de carne a pasto. Poder medir, y conocer cuáles son los toros que mejor lo hacen a campo y luego acompañarlo de una jura fenotípica nos abre una gran puerta. Hoy, que está todo tan intensivo, mostramos que es posible producir a campo en calidad y cantidad”.

Valoró que los datos logrados sean útiles. Especificó que “los toros fueron estudiados en las mismas condiciones y sin dudas sus desarrollos son diferentes. Así se ve la diferencia genética de cada uno y su capacidad de convertir pasto en carne. Generamos un abanico importante de reproductores de calidad que nos lleva a lograr mejores madres y terneros porque sumamos genes que ayudan a producir mejor a campo”.

De tu tarea comentó: “Armamos cuatro lotes para hacer una jura como si fuera puertas adentro en el campo. El primero está integrado por los animales con mayor estructura carnicera, arco costal y características ambientales como pelo corto, pigmentación en pezuña, testículos y ocular”. De ahí para abajo los grupos fueron separados por los mayores índices de diferencias.
Y el mejor de todos quedó seleccionado para ser presentado en sociedad durante la subasta de septiembre.

El inspector de la Asociación Argentina, Francisco Madero, valoró la iniciativa al decir que “Hereford comenzó hace mucho tiempo con estas pruebas y luego se discontinuaron, las retomamos con mucha fuerza y empuje. Acá se ve a la raza con su ropa de trabajo. La ganadería se puso el overol para salir adelante. Esta evaluación es de alto nivel técnico, muy minuciosa y nos anima”.
Ponderó que los criadores hayan orientaron su trabajo a un biotipo muy productivo. Y en ese marco aseguró que quedaron pocos rezagados, lo que indica la alta calidad de los ejemplares. Como se comenta habitualmente, la diferencia quedó en los detalles.

Miguel Marcuard, titular de la Comisión Mesopotámica cerró la jornada conforme. “Luego de más de un año esta prueba termina con un éxito increíble y reconocimiento. Todo indica que vamos por el buen camino”.
Subrayó que los datos que relevó el INTA marcan una ganancia de peso diaria de casi 800 gramos, lo que, –en un ciclo complejo-, da cuenta de la excelencia del manejo y la materia prima.
Sentenció que “para la actividad, esta prueba equivale a información de calidad para transmitir a los productores. Empiezan a mirar a los animales de otra manera. Evaluar y conocer la genética de cada uno es ahora muy importante. Y los consumidores, en este sentido, valoran que producimos de manera natural, con calidad de carne. El pasto es el futuro de la ganadería”.

María Eugenia Munilla es una de las especialistas que puso toda la experiencia al servicio de la prueba. “Hace más de 10 años que estoy en INTA, siempre vinculada a la actividad bovina. Acá trabajamos mucho en estrategias de desarrollo para mejorar la producción y mi formación específica es el bienestar animal”, contó a modo de presentación, a pesar de ser una recurrente fuente de consulta desde Campo en Acción.

Desde la perspectiva del Instituto dijo que la pastoril suma a la vinculación con el sector productivo; y en cuanto a lo científico contó que se combina la prueba fenotípica con datos de producción. “El aporte al sector es generar información, cuando uno mide tiene que ir a la mayor precisión posible para conocer lo que se está haciendo y poder mejorar. Buscamos que los toros tengan funcionalidad en el campo”, determinó.
Del impacto de la seca reveló que sobrellevaron la crítica coyuntura en base a un circuito preestablecido. En único bache fue entre enero y febrero donde sumaron rollos de forrajes conservados del mismo campo. “En ningún momento detuvimos el potencial de crecimiento” remató.

Para su colega Sebastián Vittone lo que define el éxito de esta prueba es la relación humana. Recordó que les llevó su tiempo determinar lo qué querían hacer, combinando la búsqueda de los cabañeros en materia de datos duros y la capacidad de transmitir información del INTA. “Se armó un buen grupo interdisciplinario”, tiró y siguió al precisar que normalmente estas pruebas son más cortas, duran nueve meses, con animales más pesados; con toros de 14 o 15 meses. Pero en esta oportunidad arrancaron con terneros.

Coincidió con Munilla al indicar que la sequía impuso el desafío de mantener la ganancia de peso y sin suplementación la sostuvieron en casi 800 granos diarios. El especialista precisó que entre una semana y 10 días antes del remate se repetirán todas las pruebas para entregar los reproductores con información detallada y actualizada acerca de aptitud reproductiva, como calidad seminal; más la ganancia de peso lograda; el espesor de grasa dorsal; el área de ojo de bife y; perímetro toraxico; por ejemplo. “Cada toro se entregará con una ficha bien completa”, dijo al cerrar.
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