
Pablo Fontanini dejó a Campo en Acción una serie de definiciones que sirven entender la marcha de la actividad agrícola en la provincia. En lo respectivo a maíz de primera, el experto de la Bolsa de Cereales dijo: "Estimamos luego del procesamiento de imágenes satelitales una superficie de unas 278 mil hectáreas, eso dio una caída de 130 mil has aprox.; el año pasado había algo más de 400 mil. Dos factores claves fueron la chicharrita, sus vectores y obviamente las pérdidas por achaparramiento; y también se especulaba con la posible aparición de una Niña que finalmente no ocurrió, con una situación neutral del Pacífico ecuatorial.

Ponderó que "la cosecha está casi finalizada, con un rendimiento aprox de unos 6600 kilogramos por hectárea, lo cual es bueno, y diría por encima del promedio histórico de 6 mil kilos; con dos situaciones bien marcadas: los que sembraron temprano a fines de agosto y principio de septiembre, con rendimientos de entre 7 mil a 9 mil kilogramos por ha, depende como fueron las precipitaciones en cada sector; y fue muy marcado el descenso para las fechas de siembra a fines de septiembre y principios de octubre, ya que noviembre tuvo un plus de precipitaciones, diciembre en torno al 60% de la lluvia normal pero con noches frescas. A partir de enero esa caída en la precipitación se mantuvo, pero con temperaturas mas elevadas, por ello las siembras más tardías se vieron más perjudicadas porque tuvieron una etapa de período crítico e inicio de llenado, donde le pesó negativamente el clima".
En cuanto a soja, describió "pensamos que el área de cultivo de primera estará en torno a las 600.000 hectáreas, e igual superficie para la soja de segunda. La expectativa de rendimiento de la soja de primera en Entre Ríos es buena, pensamos que va a estar en torno a los 2600 kilogramos por hectárea, el año pasado fue de 2.700 a pesar de que hubo Niño; sumado a que el pulso seco de enero se revirtió al mes siguiente y tuvimos 200 milímetros de lluvia contra un esperado de 130. Este benefició a la oleaginosa porque el período crítico tuvo una recarga importante y no tuvo tanto estrés, situación similar a la soja de segunda con una expectativa de rendimiento en torno a los 2200 kilogramos por hectárea".
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