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OVINOS

En la cabaña Paso Corto de Bovril preservan la estirpe de las Texel

Las inspecciones de la Sociedad Argentina de la Raza preservan el biotipo.
Las inspecciones de la Sociedad Argentina de la Raza preservan el biotipo.
23/07/2021 20:36 hs

Paso Corto se llama la cabaña ovina de la raza Texel que es señalada como la primera de su tipo en la provincia. “Yo defino a los animales como 4X4, porque andan bien en todas partes” dijo a Horacio Brondi a Campo en Acción al apelar a la humorada para cuenta del biotipo de sus ejemplares.

El productor recibió a los periodistas junto a su hijo Germán y Domingo Aguilar, el veterinario que acudió al establecimiento a realizar la inspección de calidad por mandato de la Sociedad Argentina de Texel.

“Aquí el suelo es malo, mucha palma y arcilla” dijo al cabañero al describir el ámbito de crianza de su majada; un lugar entre Bovril y Alcaraz, sobre la ruta 127, en el Departamento La Paz. Aportó que está en la zona desde 1990, cuando compró el campo y se mudó desde la zona de El Tala, en Paraná Campaña, su terruño familiar donde vivía de la tierra con sus hermanos.

De tanto porfiar en suelos de grado tres, un día oyó acerca de la opción de criar ovejas y probó. Le gustó y paso a paso fue creciendo hasta que, al despuntar este siglo, logró concretar la cabaña que ahora da que hablar en el país. En sus palabras: “Con las ovejas empecé en 2002, nos aconsejó un profesional de INTA y todo fue para adelante. Fuimos creciendo de la nada, con mucho trabajo”.

De sus Texel aseguró que se adaptan a lo que sea, que son de propósito carnicero, pero también dan lana y que “cuanto más afinada esté la raza mejor carne da”. Orgulloso, detalló que presentó ejemplares en competencias en todas las exposiciones rurales entrerrianas, del sur correntino como Mercedes y Curuzú Cuatiá y hasta en Palermo y que siempre se volvieron con cucardas en el pecho.

El día a día de la explotación es responsabilidad de Germán, el joven productor lleva cada día los animales al monte, cuida en especial a los corderos del acecho de los depredadores y está a cargo de preservar la ejecución del riguroso plan sanitario y nutricional que les da un plus al momento de exhibir la calidad del rodeo.

“Vendemos mucho a otros productores que buscan las Texel para cruzar con ovejas comunes, les gusta esta raza porque carga más kilos y es muy precoz”, sentenció. Del mercado, especificó: “El consumo viene entonado e influye que ahora tengamos un frigorífico Maciá. También incide la Ley Ovina que nos ayuda para mejorar planteles e instalaciones”. Dato: en Paso Corto cuentan con un rodeo general de 140 ovejas, 30 de pedigree y 7 carneros; todo certificado.

Igual que los Bianchi, Domingo Emilio Aguilar, no desentona con el paisaje. Se nota que el veterinario es una persona forjada en el monte. Y a la primera pregunta surgieron las respuestas que confirman la presunción: “Trabajo con ovinos desde niño, con mi padre y mi abuelo; luego, en 1982, con 15 años, me sumé a la Rural de Mercedes y más tarde, en 1994, seguí en INTA. Mi vocación siempre fue la producción ovina”.

El experto deslizó que a la Sociedad la fundaron en 2006

fundamos la Sociedad Argentina de Texel. La entidad tiene 95 socios en el país, hay Texxel en todas las provincias. Son pocos asociados que no son cabañeros.

Eligió las palabras justas para describir la raza de su preferencia: “La adaptabilidad del Texel es hacia climas agrestes, come lo que haya, hace buen ramoneo. Es muy carnicera, magra y difícil que cargue grasa, lo que hoy en día es una virtud. Su potencial reproductivo es muy bueno, el destete es del 180%”.

Si bien en el país, la especie tiene apenas 40 años fruto del interés de ganaderos por mejorar la calidad de sus animales y la Sociedad Argentina apenas 15, las Texel vienen de lejos. El profesional repasó, con si su mente fuera un motor de búsqueda, que es originaria de una isla del mismo nombre ubicada frente a Holanda, país llamado ahora Países Bajos. Le aportó suspenso al relato al decir que los colonos que arribaron en el año 1700 llevaron ovejas y de ellas vivieron hasta que una epidemia acabó con todos los seres humanos del lugar. Las majadas quedaron en soledad poco más de un siglo y de la libre reproducción surgieron las Texel. Cuando volvieron las personas a la isla encontraron un biotipo totalmente adaptado a la zona, muy inhóspita.

De su labor en la cabaña dijo que concreta un seguimiento desde los tatarabuelos de la majada actual, de manera que la investigación genética es precisa. En Paso Corto, hay dos majadas, una Pura de Pedigree y otra Pura Controlada. El biotipo es cara despejada, cuerpo carnicero, garras libres de lana, sin pigmentaciones inadecuadas, buena locomoción y desarrollo reproductivo. “Mi tarea es ayudar a preservar el biotipo” remató.

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