El Instituto Nacional de Tecnología Industrial elaboró el primer Material de Referencia Certificado Nacional de “zearalenona”, que puede estar presente en el maíz o el trigo.
Las micotoxinas son producidas por hongos presentes en los cultivos. La alta presencia de las mismas genera pérdidas millonarias de toneladas. Ante este escenario, desarrollaron el primer Material de Referencia Certificado Nacional de “zearalenona”, que puede estar presente en el maíz o el trigo.
Según informaron desde el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el 25 % de los cultivos alimentarios del mundo se ven afectados por hongos productores de micotoxinas. Las pérdidas alcanzan las 1000 millones de toneladas al año según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Investigadores del INTI desarrollaron a nivel nacional el primer Material de Referencia Certificado, que permitirá controlar la presencia de las micotoxinas. Aseguran que es una alternativa económica y de disponibilidad inmediata.
El desarrollo apunta a laboratorios de ensayo de Argentina y de países latinoamericanos. Controlar y medir la presencia de micotoxinas es importante porque el comercio regula esta normativa.
Se busca reducir los efectos tóxicos en la salud humana y animal. “Las normativas internacionales recomiendan cumplir con límites máximos y garantizar la calidad de las mediciones analíticas”, señalaron desde el INTI.
Para cumplir con estas condiciones, el instituto desarrolló el primer patrón nacional de “zearalenona”, micotoxina que puede estar presente en el maíz o el trigo. Esta micotoxina puede causar cambios en los órganos reproductivos y pérdida de fertilidad, en humanos y en animales.
“Este desarrollo es una alternativa económica y de disponibilidad inmediata para los laboratorios de ensayo del país y de la región”, detalla Estela Kneeteman, directora del área de Servicios Analíticos del INTI.
Además, destacaron que son importantes para asegurar la trazabilidad metrológica de los ensayos que se realizan en los laboratorios de monitoreo. “Hasta ahora, a nivel regional, su acceso solía ser limitado y representaba un fuerte impacto en la estructura de costos por su elevado precio, inherente no sólo a la naturaleza del contaminante sino también a la importación, gastos de traslado y aduanas”, explicaron desde el INTI.
En este sentido, el material desarrollado en Argentina posee una concentración y una incertidumbre con trazabilidad demostrada al Sistema Internacional de Unidades (SI). “A partir de este logro, tenemos previsto seguir trabajando en la producción de otros calibrantes certificados metrológicamente para otras micotoxinas y así completar la oferta de INTI en esta temática relacionada con la medición de contaminantes en alimentos”, anticipó Patricia Gatti, subgerenta de Metrología Científica e Industrial.
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