
Desde la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) destacaron el crecimiento sostenido del mercado de bioinsumos y su papel complementario a los productos de síntesis química. Federico Landgraf, director ejecutivo de la cámara, presentó un panorama global y local del sector, con énfasis en sus aplicaciones prácticas, desafíos y oportunidades de expansión en el agro nacional.
Definió que el uso de bioinsumos en Argentina registra un crecimiento interanual del 10,9 %. En cuanto a la composición del mercado, el principal destino de estos insumos es el tratamiento de semillas (51,2 %), seguido por los biofertilizantes (26,2 %) y los bioinsecticidas (10,1 %), siendo estos últimos los de mayor crecimiento anual (109 %), seguidos por los biofertilizantes (68,9 %), los biofungicidas (34 %) y los bioestimulantes (8,4 %).
A nivel global, el mercado de protección de cultivos de síntesis química crece a una tasa anual del 5 %, mientras que el de insumos biológicos avanza a un ritmo más acelerado, que alcanza el 13,8 %, proyectándose que alcance los USD 31.800 millones para 2029. Esta diferencia refleja un interés creciente en soluciones más sostenibles y complementarias en la producción agrícola.
En Argentina, el mercado total de fitosanitarios es de u$s 3.300 millones, de los cuales el 90 % corresponde a productos de síntesis química. En este contexto, el segmento de bioinsumos ya alcanza los u$s 124 millones y cubre una superficie estimada de 18,6 millones de hectáreas. Aunque representan apenas el 4 % del mercado total, el 74 % de las empresas ya desarrolla soluciones biológicas, lo que refleja un alto potencial de expansión.
Landgraf subrayó que en el país ya se observan casos concretos de uso extendido de bioinsumos, particularmente en cultivos como la soja, el maíz y el trigo. “Durante mucho tiempo se vio a los biológicos como productos de nicho o para invernaderos. No se trata de competencia con los productos de síntesis química, sino de complementariedad: integrarlos al sistema productivo con criterio técnico”, afirmó. Además, remarcó la importancia de seguir impulsando la generación de información técnica, la medición de resultados en campo y el uso responsable de estas tecnologías. “Los insumos biológicos no hacen magia: requieren un manejo específico en su aplicación, almacenaje y logística. La clave está en aplicar Buenas Prácticas Agrícolas, el puente que permite que biológicos y químicos actúen de forma complementaria y eficiente”, concluyó.
Envía tu comentario