Las perspectivas internacionales sobre el precio de los granos tienen en vilo a los productores agropecuarios. Este fue uno de los ejes centrales del XI Congreso de Agronegocios, organizado por Agroeducación, que se realizó en Bolsa de Comercio de Rosario y contó con la participación de más de 400 personas en modo presencial y más de 2.000 personas en forma virtual.
Durante el encuentro, Javier Buján, director ejecutivo de Kimei Cereales, señaló que el nuevo paradigma planteado por el actual gobierno orienta a las agroempresas a realizar cambios necesarios en la toma de decisiones, usando los mercados de futuros y las herramientas que estos ofrecen. “Las retenciones a la exportación hay que quitarlas, pero no es el norte sobre el que deben postergarse decisiones que se pagaran con baja de precios”, indicó.
El analista granario Sergio Juve destacó los altos stocks de soja en el mundo y Argentina, en un contexto de precios locales aún distorsionados por retenciones y tipo de cambio, etcétera sin fecha cierta de finalización. “Hoy el mercado local está pagando la soja, por encima de la capacidad teórica y no hay fuerza para que los precios sumen valor, mientras no hay tampoco fuerza de venta, con lo que podría llegarse a la nueva cosecha 24/25 con más de 10 millones de toneladas, presionando más a la baja los precios”, advirtió. Y sugirió “gestionar coberturas sin comprometer entrega de mercadería con futuros, y sin cerrar precio, pero sí cubriendo pisos, con opciones para la futura cosecha”.
En cuanto a saldos 23/24, con un mercado invertido y tasas positivas, dijo que el negocio pasa por liquidar disponible e invertir en herramientas financieras que agreguen valor a dichas liquidaciones, en lugar de guardar grano. Se necesita reacomodar las políticas del agro en torno a quita de retenciones y unificación cambiaria, pero el productor no debe sacar su mirada de los agronegocios y tomar coberturas para acotar riesgo de bajas tanto en soja como en maíz. El trigo, por otro lado, vale esperarlo y llevarlo a marzo, tomando posición Fernando Vuelta, director de comercialización de Agroeducación, sugirió vender primero maíz, después soja, y por último trigo. “Los precios son buenos, aunque la rentabilidad es mala”, advirtió. Señaló que al trigo “habría que esperarlo un poco”, mientras que el girasol “es un mercado medio escondido” pero que se puede aprovechar “cuando aporta rentabilidad”. En cuando a la cebada, tiene más chances hacia adelante, según la combinación de cervecera y forrajera.
Por su parte, Ezequiel Cornejo, director comercial de Cofco, habló de la tendencia internacional de commodities. Dijo que la oferta de soja 24/25 sumó más de 40 millones de toneladas a la campaña anterior, mientras que la demanda solo creció en 5 millones. Los mercados de maíz y trigo, sin tensión geopolítica entre Rusia y Ucrania, “tampoco se ven alcistas”.
Por otro lado, China demanda menor volumen de soja y maíz, y se mantiene constante en trigo, de modo que su intervención “no agregará fuerza al mercado”. Estados Unidos buscaría asegurar el cumplimiento de fase 2 del acuerdo con China. “Si se logra no habría mayor escalada de aranceles”, explicó.
El negocio agropecuario no solo es producción y precios. También involucra estrategias de cobertura, planificación financiera y fiscal. En ese punto, el presidente del Matba-Rofex, Andrés Ponte, destacó la importancia de desarrollar mercados sólidos y transparentes. La integración del Matba con el Rofex y la más reciente fusión con el MAE, va en ese sentido.
El ejecutivo resaltó que la tecnología y las capacitaciones puestas al servicio del descubrimiento de precios tanto del mercado de granos como mercados financieros, ahora integrados, “abrirá puentes para transformar el mercado de capitales local y avanzar hacia el país que todos queremos”.
Juan José Preciado, presidente de Ricsa y miembro del Consejo de Vigilancia del Mercado Argentino de Valores, destacó el mercado de capitales como una herramienta para buscar crédito. De hecho, subrayó que el 40% de sus operaciones están orientadas a préstamos a pymes. A su juicio, con el nuevo modelo económico “hay un quiebre en la política de Argentina, y eso hace que el sistema financiero sea prestable”. Y advirtió que, en un escenario de estabilidad, sin saltos devaluatorios ni inflación, será “fundamental ganar eficiencia en el manejo de las inversiones según aversión al riesgo”.
En sintonía, Mariano Echegaray, director tributario de Agroeducación, explicó que en el nuevo escenario “no habrá licuación de impuestos por inflación”, lo que obliga a mayor planificación y gestión de compras y ventas. “Aguantar precios de granos a veces es mal negocios, entramos a un cambio de hoja de ruta; hay que hacer planificación fiscal, es decir, anticiparse al efecto económico financiero de una actividad según la fecha de cierre de ejercicio”, señaló.
Carlos Etchepare, de Canal Rural, recordó que en la década del 90 no había derechos de exportación y desaparecieron miles de productores. “Para que las empresas agropecuarias persistan es fundamental avanzar en producir, ganar, trabajar, aprender y gestionar, trabajar tranqueras afuera y usar las herramientas accesibles a cada uno”.
Salvador Di Stefano, titular de Agreoducación, concluyó que es tiempo de hacer un plan de negocios. “Hoy hay un camino diferente ante reglas de juego que cambiaron, hay que avanzar con la profesionalización del campo, agregar valor a través de la eficiencia, porque no se superarán errores con devaluación ni inflación”.
Andrea Passerini, directora de lechería en Agroeducación, analizó el momento del sector tambero, en una etapa precapitalista, dada la falta de desarrollo de un mercado transparente que brinde una referencia de precios. “No hay un sistema de comercialización institucionalizado, desarrollado, por tanto, los tamberos no tienen señal de precios y venden a ciegas”, se quejó. El año pasado se perdieron casi 500 tambos y 100.000 vacas.
“Considerando que la vaca come dólares y se ordeña en pesos, la buena decisión pasaba por tomar todos los créditos posibles en pesos para capitalizarse en maquinaria, trabajo, etcétera”, señaló. Esta estrategia permitió “financiar y mejorar los límites productivos, a la defensiva de un año de seca”. Así, dijo, el sector llegó “mejor armado”. Fuente: Agroclave
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