Entre Ríos logró una producción récord de trigo, que alcanzó los 2,2 millones de toneladas. A pesar de este hito, el valor monetario de la mercadería fue inferior al de la campaña anterior, principalmente debido a la baja en los precios de venta al momento de cosecha. Si consideramos los precios internacionales se adicionan cerca de 50 millones de dólares ya que incorporan impuestos a la exportación y costos portuarios.
En términos económicos para los productores, era crucial alcanzar rendimientos por hectárea por encima de los 3.000 kilos por hectárea para evitar márgenes brutos negativos en toda la provincia.
Los resultados muestran disparidades debido a la distribución irregular de las lluvias a lo largo de 2023, dividiendo la región en dos zonas bien definidas. Desde la Bolsa de Cereales de Entre Ríos reportan que en la costa del río Paraná, las precipitaciones fueron menores a lo esperado, mientras que en la costa del río Uruguay alcanzaron niveles normales o incluso superiores a lo anticipado.
Esta variación climática resultó en un escenario moderadamente más húmedo de lo normal en los departamentos ubicados hacia el este, y una situación normal hacia el oeste. Los rendimientos más bajos se registraron en Diamante, Paraná, Nogoyá y Victoria con un promedio de 3.166 kg/ha, mientras que los valores más altos se encontraron en Gualeguay, Gualeguaychú, Tala y Uruguay con un promedio de 4.081 kg/ha.
Debido a estas diferencias en los rendimientos por hectárea, los resultados económicos también variaron según la zona de cultivo del cereal.
En términos generales, el margen bruto promedio del cultivo de trigo se sitúa alrededor de los 80 dólares por hectárea. Considerando la superficie cultivada total, representa un resultado bruto en el territorio de aproximadamente 50 millones de dólares. Este resultado se obtiene al descontar los costos estimados de la actividad, que rondan los 450 millones de dólares e incluyen gastos en fletes, insumos, labores, cosecha y arrendamientos. Estos datos representan en términos relativos un retorno por dólar gastado del 10%.
Es importante tener en cuenta que los lotes cosechados de trigo en noviembre o diciembre suelen continuar con la siembra de soja en esas fechas, denominada soja de segunda por haber tenido previamente trigo implantado. Este aspecto es relevante para el análisis económico de cada campaña agrícola. En el siguiente ejercicio se intenta estimar qué rendimientos por hectárea de soja de segunda se necesitan para alcanzar márgenes brutos positivos en la combinación productiva trigo-soja y, así, poder cubrir los costos asociados a la actividad.
Siguiendo esta lógica, los departamentos con mejores rendimientos en trigo, y por ende mayores márgenes, necesitarán rendimientos en soja de segunda de hasta a los 1.600 kg/ha para obtener ganancias, inferior al rendimiento histórico promedio provincial. Mientras que los departamentos peor posicionados en trigo, como Paraná o Diamante, deberían obtener un mínimo de 2.000 kg/ha de soja de segunda.
En toda la provincia, previo a la cosecha, los productores esperaban rendimientos muy inferiores, ocasionados por factores climáticos como la falta de H20 necesario para el correcto desarrollo del cultivo. Si se cumplía ese escenario, con rendimientos por hectárea en torno a los 2.700 kg/ha, se habrían incurrido en pérdidas económicas en la mayoría de los departamentos.