En un año en el que la presencia del fenómeno del Niño todavía no se manifiesta, y luego de una de las peores sequías de los últimos cien años, estamos cerrando el área sembrada de trigo por debajo de las previsiones iniciales de 6 millones de hectáreas.
Por otro lado, aún no está claro el impacto negativo de las condiciones climáticas de USA sobre soja y maíz, que hasta hace una semana acusaban falta de humedad en muchas zonas del cinturón maicero.
Nada hace presagiar un gran cambio en la tendencia del área y producción de los cultivos agrícolas en esta campaña; poco es lo que se puede esperar en otras producciones, que resuelven su crecimiento con una mirada de mediano y largo plazo.
Esperamos un año de recuperación de áreas y producción luego de la sequía (37 millones de Has sembradas y 130-135 millones de Tn de producción). Esto generaría un saldo exportable de 32-34 mil millones de dólares, considerando la caída de los precios internacionales durante este año.
Es primordial recuperar una mirada de mediano y largo plazo en Argentina luego de años donde solo se resuelve lo inmediato. Habrá seguramente un cambio de signo político, de acuerdo con lo que adelantan las encuestas, y con ello el sueño de poner en marcha un país distinto.
Para lograrlo, necesitamos resolver algunas incógnitas. En primer lugar, qué país queremos ser; también, cómo lo vamos a hacer.
Luego de ello, debemos ser capaces de consensuar 5-10 políticas de estado que se sostengan en el tiempo. Esto es indispensable para que sean efectivas y de esa forma integrarnos al mundo y sus oportunidades, generando la confianza necesaria para promover inversión privada y generar trabajo formal. ¿O solo nos miraremos el ombligo?
Desde la Fundación hemos planteado que podemos volver a crecer y generar nuevos récords de ingresos por exportaciones del complejo granario. También, de la mayoría de las actividades que componen la Agro Bio Industria en el país, y a la vez generar valor agregado y empleos genuinos.
El momento es ahora. La pobreza, la indigencia y la falta de futuro nos lo demandan. Hagámosle caso a Ortega Y Gasset, ya nos lo dijo a principios del siglo pasado “Argentinos ¡a las cosas!”.