El precio de la carne sube por encima de la media general por inflación

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Los cortes exportables tienen tanta demanda que entonan los valores generales.

El precio de la carne bovina aumentó 55% en los últimos 12 meses, muy por encima de la variación del nivel general de precios, del 37%. Esta dinámica, un ajuste en términos reales del 12%, es llamativa en términos de la fuerte crisis económica local, que incluye pérdida de empleos y caída de ingresos en términos reales en amplios segmentos de la población.

La explicación del fenómeno reside en la fortaleza de la demanda externa y en la evolución de las exportaciones, que van a otra velocidad a la que crece la producción. Mientras que las colocaciones externas se han expandido un 12,0% en primeros nueve meses, la oferta de carne ha logrado crecer sólo 1,2% respecto al 2019.

Por esta asimetría, el consumo interno de carne bovina está convergiendo hacia un promedio de 50 kilos por habitante año (res con hueso), la cifra más baja en décadas.

En lo que va de noviembre (contabilizado hasta el día 17), los precios medios de la hacienda acumulan una suba de entre el 5,9% (vacas) y 8,6% (vaquillonas) respecto a octubre, en el mercado de Liniers. Se trata de variaciones muy importantes que difícilmente pasen desapercibidas en el mostrador y que anticipan un cierre de año con mucha tensión sobre los precios internos.

Para estos 9 meses en los que se dispone de estadísticas, las exportaciones representaron el 27,6% de la producción de carne total, contra un 25,1% en el mismo período del año anterior; el hecho que la exportación tenga una mayor participación como destino es un elemento clave para entender la presión sobre los precios en el mercado interno, aunque resta analizar lo sucedido con la producción.

En la consolidación de las exportaciones del 2020 sigue siendo clave la demanda por proteínas animales de parte de China, destino dominante de las exportaciones argentinas de todas las carnes. En lo que va del año el gigante asiático representó el 73% del volumen total exportado de carne bovina y el 61% de las divisas generadas. Dada esta gran dependencia del mercado chino, resulta clave seguir muy de cerca la evolución de sus compras (volúmenes), de los precios que está pagando y en definitiva de cualquier factor que pueda incidir sobre las ventas de nuestro país (por ejemplo, la disputa entre China y Australia, o entre China y Estados Unidos, la recomposición del rodeo porcino chino, etc.).

Las últimas estadísticas disponibles indican que el gigante sigue activo en sus compras de carnes, con variaciones interanuales positivas, fundamentalmente de carne porcina. También se observa un declive en los precios promedio de sus importaciones, luego de los máximos alcanzados a fines de 2019 y comienzos de 2020; los valores de los últimos meses de referencia (medidos en dólares) ya se ubican por debajo de 2019.

El mercado interno

La producción de carne bovina ha crecido poco en lo que va del año, ha tenido un crecimiento a tasas casi poblacionales. En efecto, en los primeros 10 meses, el volumen de carne se ubica en 2,61 millones de toneladas, una oferta que se ubica sólo un 1,2% por encima de lo producido en 2019. Si se combinan exportaciones que crecen a tasas de dos dígitos con una producción cuasi estabilizada, puede deducirse rápidamente que ha debido ajustar el consumo interno, cosa que efectivamente ha pasado.

El consumo interno de carne bovina está convergiendo hacia un promedio de 50 kilos por habitante año (res con hueso), una cifra que es la más baja de los registros que se disponen (2019, el año piso hasta el momento, había cerrado en 51 kilos).

Más aún, si la exportación y la producción continúan a ritmo similar al que vienen, el consumo terminará más cerca de los 49 kilos que de los 50 kilos. Bajo otro contexto, si la economía hubiese estado un poco más firme (estabilizada o en leve crecimiento) y/o si la oferta de otras proteínas animales (aviar, porcina) hubiese sido menos abundante, el reducido volumen de carne bovina fluyendo hacia un mercado interno “carnívoro” habría generado una respuesta enorme de los precios internos, mucho más potente de la que se produjo este año.

Fuente: Agrofy, con datos de la Fundación Mediterránea

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