El miedo a sufrir por la chicharrita desploma 21% la intención de siembra del maíz argentino

Actualidad
La plaga pone al cultivo en riesgo de reducción como no pasaba desde 2007.

El maíz podría sufrir una baja interanual de 21% en su superficie, caída que representaría dos millones de hectáreas. Así lo señaló Cristián Russo, de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) al dar a conocer la primera proyección de siembra maicera 2024/25 del servicio de estimaciones agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario. “Así, luego de nueve años de crecimiento, caería el área de maíz”, indicó.

De materializarse estas primeras intenciones de siembra, no habría habido una reducción relativa de área de esta magnitud en 17 años en este cereal. Esto es, desde la campaña 2008/09, la primera campaña de la serie de GEA. Las razones de esta caída son varias, pero el principal protagonista de este quiebre es una bacteria, el Spiroplasma kunkelii, transmitida a través de la chicharrita, señaló el analista.

Hasta hace poco, la enfermedad que causa el achaparramiento del maíz era endémica del norte del país pero el nivel de población de la chicharrita creció en forma alarmante, expandiéndose territorialmente, en la última campaña. Llegó a afectar significativamente al maíz en el centro del país e incluso a tener presencia en el sur de la región pampeana.

El informe GEA recordó que, en el norte del país, los rindes cayeron entre un 50% y 70% y las pérdidas en áreas que no se cosecharon van del 25 al 60% del área total cultivada. Chaco y Santiago del Estero son las dos provincias más afectadas. “Allí manifiestan que esta campaña es definitoria para gran parte del sector: no pueden fallar este año para seguir en negocio de la producción agrícola”, enfatizó Russo.

El analista explicó que la chicharrita afecta principalmente a las siembras tardías y los peores efectos se han visto en los lotes sembrados después del 10 de diciembre. En la campaña 2023/24 se sembró el 65% del maíz en forma tardía, esto es, después del 15 de noviembre.

La incertidumbre respecto de la población de chicharrita y los efectos sufridos por esta enfermedad son los principales motivos manifestados para querer evitar estas fechas de siembra. Ello lleva a que se dependa aún más de las lluvias de setiembre y octubre, en un año en el que se espera que comience a actuar una "Niña" moderada a partir de setiembre/noviembre.

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web