Saber más acerca de lo que sucede dentro de la Experimental Rafaela de INTA fue el objetivo de la gira organizada desde el Círculo Argentino de Periodistas Agrarios del que formó parte Campo en Acción.
Conocer el funcionamiento integral de un tambo de ordeño voluntario, o ya más conocido como tambo robot, operó como un atractivo irrenunciable; lo mismo que acceder al laboratorio de calidad de leche, el de vacunas y los ya acostumbrados ensayos de agronomía.
El director del lugar Jorge Villar Ezcurra describió, y sintetizó, la complejidad del trabajo: abordan la investigación en torno a la producción primaria y lechería, que es el puntal que distingue a la Experimental. Se suman cultivos tradicionales y otro no tanto, como la colza.
Complementó con el desarrollo hecho en materia de pasturas y sanidad animal, que es el área más numerosa de la estación. En opinión del directivo, la oferta tecnológica “es lo mejor que se puede ofrecer en el norte argentino. Hay una decisión política importante para avanzar en calidad de leche”.
Para Alejandro Abdala el tambo experimental es una herramienta de desarrollo a partir de un stock de 300 vacas. Abordan la investigación desde la perspectiva de la reproducción, sanidad, nutrición, genética y manejo. “Casi es el único tambo de esta escala y características en el país” especificó, pero aclaró que, si bien la producción diaria es un punto de atención, la investigación es el objetivo. Por caso, puso en valor la tarea emprendida para obtener una nueva vacuna que sirva al combate de leucosis bovina. Nicolás Morel dejó saber que la investigación sirve en tanto mejore la labor de los productores e industriales y que en eso tiene mucho que ver la transferencia de los conocimientos.
El sistema de ordeño voluntario apunta a que las vacas vayan solas al tambo y tal cosa se logra a través de incentivos como la alimentación y el agua. Daniela Costamagna aportó que en un tambo robotizado los resultados llegan desde la síntesis de manejo y tecnología. “Es posible evaluar el comportamiento diario de los animales” tiró y definió: “Los datos de productividad son muy altos, tanto que triplican la media nacional. Lo atribuimos al bienestar animal y la mayor frecuencia de ordeñe”.
A modo de detalle deslizó que desde que trabajan en el tambo robotizado, un lustro, apenas descartaron el 7% de los animales porque no se pudieron adaptar al sistema. En los tambos mixtos concretan entre 2.2 y 2.3 ordeñes diarios, un poco menos que en los tabulados y algo más que en los pastoriles.
Para medir la expansión de la tecnología recordó que “este proyecto empezó como anticipatorio a cinco años y la realidad es que en un año empezó a funcionar a la escala comercial y hoy en día en el país hay unos 200 tambos robotizados”.
Daniel Aguilar / Campo en Acción
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