En septiembre, los tambos cobraron entre 19,07 pesos y 19,35 pesos, mientras que el costo de producción se ubicó en 19,41. Para tener una rentabilidad del 5%, el precio debería llegar a 22,12.
El Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla) difundió su informe mensual de costos regionales de producción de leche, en el que se advierte que, tras 21 meses de al menos lograr superar los costos básicos, la rentabilidad de los tambos volvió a terreno negativo.
Según los datos de la Dirección Nacional de Lechería, en septiembre los establecimientos lecheros cobraron un promedio de 19,07 pesos por litro. Si se tiene en cuenta solo el panel de las 18 empresas más grandes, el precio se ubica en 19,35 pesos.
En ninguno de los casos, este valor supera el costo de producción estimado por el Ocla en 19,41 pesos: este cálculo incorpora gastos directos más gastos de estructura, amortizaciones, retribución empresarial y recuperos, destaca la nota publicada por AGROVOZ.
Significa que, en septiembre, los tambos sufrieron una tasa negativa de rentabilidad al capital del 0,2 por ciento.
Si a esta situación se agrega una rentabilidad exigida al capital promedio operado del cinco por ciento anual, el precio de equilibrio debería llegar a 22,12 pesos. En otras palabras, los tambos están tres pesos por litro por debajo de lo que deberían obtener para que el negocio sea económicamente sustentable; es decir, que alcance no solo para pagar los costos, sino para mantener el capital y obtener una ganancia mínima.
En dólares, el precio de septiembre significó 25,4 centavos, cuando debieron ser 25,8 solo para cubrir los costos y 29,4 para alcanzar el precio de equilibrio.
En este contexto, un aspecto que vale aclarar es que solo en cinco meses de 2019, de los últimos 21, la rentabilidad obtenida por los tambos superó ese cinco por ciento. En el resto del período, solo lograron alcanzar los costos y lograr una ganancia mínima.
Ayuda exportadora
Una cuestión que vale la pena destacar en este contexto es que la situación para los tambos podría ser aún peor de no ser por el empuje exportador que está mostrando 2020.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) analizados por el Ocla, en septiembre las exportaciones crecieron 12,3 por ciento en volumen y 17 por ciento en valor con respecto a agosto; y 50,9 por ciento y 54,8 por ciento en relación al mismo mes del año pasado.
De esta manera, en nueve meses se enviaron al exterior 258.479 toneladas de lácteos por 787,2 millones de dólares, lo que significa un 35 por ciento más que en el mismo lapso de 2019.
En litros de leche equivalentes, las exportaciones representaron para estos nueve meses el 24 por ciento de la producción total, siete puntos más que el 17% del año pasado).
En valores reales, el comercio exterior absorbió unos 664 millones de litros de leche adicionales, que hay que comparar con 577 millones más de producción y 103 millones que había en stock. Es decir, que “las exportaciones absorbieron casi en su totalidad el crecimiento de la oferta agregada ya que el consumo interno y los stocks se mantuvieron similares al año pasado”.
Si esa oferta se hubiera volcado al mercado interno, el panorama para los tambos probablemente sería aún peor.
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