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Análisis

Ser competitivos es un objetivo vital para enfrentar lo que viene

10/10/2023 20:09 hs

“La competitividad de la Argentina, muy deteriorada en el presente, será clave para sostener el escenario de salida de la crisis”, sentencian desde la Fundación Mediterránea al trazar un panorama del futuro inmediato de los agronegocios.

El análisis de Jorge Day sigue con una pregunta con su correspondiente respuesta: ¿Estamos más competitivos, a la hora de exportar? Usualmente, se considera el dólar oficial como referencia y, en ese caso, estaríamos en problemas. Pero también se deben considerar otros factores, como los precios internacionales y la productividad argentina y de sus respectivos sectores. ¿Qué dicen los datos?

Precios: por un lado, están los precios de exportación. en los commodities (granos, petróleo, metales), sus cotizaciones no sólo dependen de su mercado específico, sino también de los vectores de la economía mundial. Luego de la pandemia, y más con la guerra en Ucrania, varios experimentaron fuertes incrementos de precios. Pero, en estos últimos meses, ese impulso se ha venido diluyendo.

Los otros productos, por fuera de los commodities, constituyen un segundo grupo, en el que los precios dependen más de sus propios mercados, presentando una dinámica más heterogénea. Estos productos no registraron incrementos de precios tras la invasión a Ucrania.

A su vez, en el caso de la Argentina, están las retenciones. Hace poco tiempo han sido eliminadas para varios productos de economías regionales (recaudaban poco y distorsionaban mucho). Todavía quedan tareas pendientes en este sentido.

Costos: cuando el dólar está barato, los costos argentinos en esa moneda están altos. Comparado con el promedio histórico, el dólar oficial está relativamente bajo, y este fenómeno se acentúa si se compara con periodos de alta incertidumbre. Obviamente, el dólar oficial luce todavía más barato cuando se compara con el blue.

Considerando costos específicos, los laborales han seguido una tendencia creciente en los últimos tres años expresados en dólares oficiales (el salto devaluatorio generó una reducción que ya se ha diluido). Un punto llamativo es que otros costos han aumentado a mayor ritmo (por ej., los de logística y los de insumos claves, como los fertilizantes, para el agro).

Productividad: este indicador se ha deteriorado en la última década, compatible con la falta de inversión, la desorganización de la economía y pérdida de inserción internacional. En cuanto a cultivos regionales, hay algunos que han mejorado sus rendimientos, especialmente los de la región pampeana y limones en el NOA. Otros casos, asociados a economías regionales, muestran competitividad en descenso.

Para el futuro (todavía muy incierto), un punto clave es la complicada herencia económica que recibirá el próximo gobierno, que puede traducirse en un dólar más caro durante una primera etapa, favoreciendo a los que venden en el mercado externo.

La opinión de Day cierra con otro análisis: “En el mediano plazo, si se aplica un plan económico razonable, logrando estabilidad, esto habrá de implicar una recuperación de salarios y otros insumos de la producción medidos en dólares. Justamente, por esa razón, será clave una política económica que logre reducir en forma sustentable costos no salariales, caso de impuestos y sobreprecios por malas regulaciones, fomentando al mismo tiempo un entorno que aliente las inversiones y una mayor inserción externa, para lograr así avances sostenidos de productividad y competitividad de la economía nacional”.

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