El pulgón ataca los cultivos de sorgo en la provincia y los productores están en alerta. Pero no mucho más que eso ya que por ahora nadie sabe a ciencia cierta que se debe hacer en cuanto a manejo para evitar su propagación.
Una pena desde el punto de vista de que el área sembrada creció a fuerza de pronósticos de buenos precios y la plaga es promesa de daño en los rendimientos. Como se suele decir, es posible que los productores que hicieron la opción hayan dado un paso adelante y dos atrás. Pero a no bajar la guardia que no está todo dicho porque los que más saben ya se pusieron frente al problema.
En la Experimental Paraná de INTA se enteraron de la peor manera: los ensayos comparativos de rendimientos de diferentes híbridos sufren el ataque del pulgón.
“Las primeras noticias las tuvimos hace tres semanas” dijo Adriana Saluso, profesional de la estación de Oro Verde y complementó con que 15 días atrás dieron cuenta del insecto en los campos que ellos mismos controlan.
La experta contó que todavía tratan de encontrarle el agujero al mate: “El cultivo tiene tres especies conocidas de pulgón; el verde, el del maíz y el de la caña de azúcar. Este que se ve ahora en Entre Ríos tiene características compatibles con el de caña de azúcar. Para saber realmente si es el que se sospecha hay que hacer más estudios”. Recién después que los especialistas hagan las identificaciones precisas y tome conocimiento Senasa se sabrá qué clase de pulgón tiene a mal traer a los productores.
Saluso contó que los reportes llegan desde diferentes lugares de la provincia, que hay lugares donde las colonias son más importantes que en otras pero que la presencia es masiva. Como sea, está presente en diversas regiones de la Argentina y cuando se instaló en campos de Estados Unidos hizo tanto estrago que las pérdidas mínimas superaron el 50% de la producción.
“No sabemos si este pulgón vino para quedarse. Lo llamativo es la distribución en toda la provincia y el país. Debemos investigar más para saber qué medidas tomar en la próxima campaña” sentenció.
Especificó que el daño directo es la succión de savia que necesitan para desarrollarse y el indirecto es que a la vez que se alimentan excretan gran cantidad de melaza, sustancia azucarada y brillosa que queda sobre las plantas. Justamente esa melaza estimula la presencia de hongos que es lo primero que se observa cuando hay pulgones.
Aportó en cuanto a manejo que, por lo pronto, hay que ir sobre la plaga para disminuir su presencia. En términos de control la cuestión es vidriosa; en Argentina no hay registro de productos específicos y menos aún variedades para ser aplicadas en sorgo.
“No estamos habilitados aún a dar recomendaciones de control” definió pero advirtió: “Es importante que los productores y asesores seleccionen bien el producto a usar. Es complejo determinar que se puede aplicar, lo ideal es usar insumos selectivos y siempre avisando a los apicultores para evitar inconvenientes ambientales”.
Y como en toda cosa que se haga en el campo, remató al definir que “el monitoreo es clave”.
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