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¿Qué se puede esperar de la campaña fina por venir?

A noviembre, el trigo entra con un precio superior a 190 dólares por tonelada.
A noviembre, el trigo entra con un precio superior a 190 dólares por tonelada.
02/04/2021 08:33 hs

El productor de la zona central del país conoce mejor que nadie los beneficios de introducir cultivos de invierno en su rotación. Este año la ventaja no es sólo agronómica y de sustentabilidad, sino también económica: las primeras referencias de precio por trigo para entrega en noviembre/diciembre sobre Rosario oscilan entre US$ 190 y 195/tn, un 15% más que a la misma altura del año pasado y bien por encima del precio de indiferencia del cereal. En esos niveles, emerge como un interesante “puente” antes de la campaña gruesa de abril y mayo de 2022.

Dado el contexto de márgenes y la marcha de la pre-campaña de insumos, ya se van delineando proyecciones de cosecha triguera cercanas a 20 millones de toneladas, en alza respecto de las 17,6 millones de toneladas de la campaña anterior, según cifras del Ministerio de Agricultura de la Nación. Claro que el número final dependerá en gran medida de cómo se redistribuya la superficie. Los primeros sondeos apuntan a cierto crecimiento de la intención en Córdoba y Santa Fe, un mantenimiento en Entre Ríos y posible caída en el sudeste de Buenos Aires, a expensas de cebada.

La gran recomposición de humedad que trajo la segunda mitad de marzo contribuye a reforzar las expectativas para la fina. No hay casi región con deficiencias hídricas para entrar al otoño y los pronósticos vuelven a mostrar lluvias sobre el final de la semana que viene y para la segunda quincena de abril. Si bien en la atmósfera predominan condiciones estables, la demanda es estacionalmente baja y unas pocas recargas adicionales pueden terminar de configurar un escenario muy favorable para los perfiles de siembra.

Por el lado del mercado, el contexto de precios es positivo a pesar de las buenas expectativas de cosecha en el hemisferio norte. Los valores internacionales escalaron el año pasado ante las medidas de restricción a la exportación adoptadas en la zona del Mar Negro y la necesidad de los destinos de alargar sus coberturas durante la pandemia para atenuar cualquier eventual disrupción de los suministros. La disponibilidad de stocks es más apretada que otros años en Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, pero luce más holgada en Rusia y Australia, dos grandes exportadores.

En las últimas semanas el precio del trigo corrigió significativamente tanto en el mercado de Chicago como en Matif-Paris, pero a mediano plazo se prevé que encontrará sostén en la firmeza del maíz y los granos forrajeros. Por delante queda todo el mercado climático europeo, que comenzará a desarrollarse entre la última semana de abril y la primera de junio, ventana en la que se definen los rendimientos en función de las lluvias de la primavera y los primeros pulsos de calor.

En Sudamérica los productores siguen de cerca el contexto global y encaran la campaña 2021/22 con mucho optimismo. En el sur de Brasil se espera un importante aumento de área, posiblemente un 10% superior a 2020, mientras que en Paraguay también hay voluntad de crecer, pero la disponibilidad de semillas es un gran interrogante. Ambas regiones podrían comenzar la siembra dentro de unas tres semanas si las condiciones lo permiten. En Uruguay la expectativa es muy sólida también, incluyendo no sólo al trigo sino también a otros cultivos de invierno como cebada y oleaginosas como colza-carinata.

En Argentina la ventana de siembra es más extensa y la proyección de campaña seguramente se consolidará hacia junio-julio, una vez que se ajusten los planteos incluyendo ciclos cortos en función de las perspectivas climáticas. El principal interrogante viene por el lado de los insumos, principalmente los fertilizantes, cuyo encarecimiento en el mercado internacional fue bastante abrupto a partir de diciembre. La relación de precio entre trigo y urea ha empeorado, pero sigue siendo favorable en perspectiva histórica. Según distintos especialistas, el productor no debe olvidar el gran impacto que tiene la tecnología en los rendimientos, por lo que no sería recomendable ajustar dosis en un año de precios elevados del grano.

El fertilizante no es el único costo que aumentó de cara al ciclo 2021/22. La misma tendencia se ha visto en los alquileres y posiblemente se confirme en los fletes, mientras que por el lado del financiamiento y la disponibilidad de crédito hay más dudas que certezas. La situación es desafiante, pero si el clima acompaña hay motivos para encarar el año con optimismo. Una buena campaña fina es crucial para que el campo siga haciendo un gran aporte a la economía.

Fuente: Agroclave

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