Para el consultor Ignacio Iriarte la oferta de vacunos sigue alta y la incertidumbre pesa cada vez más.
Ponderó que después de la fuerte caída de mediados de agosto, en septiembre se recupera la oferta ganadera y los precios ceden. Aun así, se conserva una mejora en los valores de la hacienda del orden del 40% con respecto a los precios de fines de julio pasado. La faena ha caído en julio y agosto, pero todavía es alta para un consumo que parece muy debilitado, y una exportación que con los actuales valores de la hacienda -en dólares oficiales- pierde mucha plata.
A su criterio, la importante caída de la faena prevista para septiembre todavía no ha llegado: el feedlot sigue ofertando un volumen muy importante de hacienda liviana, y el engordador pastoril sufre todavía en buena parte del país los efectos de la seca. En muchas zonas hay humedad en los suelos, pero todavía no ha hecho calor y el pasto presenta un crecimiento muy lento: “El campo verdea, pero sin volumen”.
Consideró que se abre un período de gran incertidumbre: sobre el clima, sobre el resultado de las elecciones, sobre la futura política económica y sobre una eventual (importante) devaluación que se produciría después de las elecciones de octubre.
Para los próximos meses espera una oferta muy baja de novillos, y nuevas caídas por razones estacionales de la faena de vacas. El abastecimiento de hacienda liviana de consumo se reducirá recién en los últimos meses del año 2023 y especialmente en el primer semestre del 2024.
Aunque ha comenzado a declinar, es todavía muy alto el número de cabezas encerradas en los corrales. Al 1° de septiembre había 1,90 millones de cabezas en los feedlots, unas 18 mil cabezas menos que a principios de agosto último, pero un 6% por encima de igual momento del 2022 y un 13% por encima de septiembre del 2021. En agosto entraron a los corrales 353 mil cabezas, y salieron con destino a faena 440 mil animales, cantidad que podría haber sido mayor de no mediar la incertidumbre que contagió al mercado a mediados de mes.
Hay muchos ganaderos que siguen sufriendo la seca y llevan su ganado a terminar al feedlot de hotelería, pero se estima que si llegara a llover en forma “generalizada, abundante y sostenida”, los feedlots podrían acelerar el vaciado; si llueve en las zonas de invernada, buena parte de la cual sigue sufriendo una marcada sequía, el precio de la invernada subiría un nuevo escalón.
Pero hay otras opiniones: “Entre la reticencia de los ganaderos a vender y recibir pesos, y la continuidad de la seca en gran parte del país, es probable que en lo inmediato sigamos teniendo un buen nivel de ocupación, más alto que otros años”, nos dice un feedlotero de hotelería. “Si la inflación y la incertidumbre siguen creciendo, muchos ganaderos acudirán a los corrales con el solo fin de diferir o postergar la venta de sus animales.”
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