Matías Pompar es un apasionado productor de carne Hereford. De la raza y su estrategia de trabajo para impulsar a la ganadería habló con Campo en Acción en el establecimiento El Rincón, de Villaguay, donde alimenta a las hembras que ya está incorporando al rodeo de su firma familiar, Estancia La Angélica, ubicada en Distrito Chañar, Federal.
En La Angélica el planteo productivo es de cría, “hacíamos recría pero ahora mandamos a campos capitalizados” dijo el ganadero. Apreció que la elección de ese modelo corresponde a razones organizativas dado que cuentan con dos líneas de sangre diferentes, uno por absorción, que viene con descendencia de Braford y otro Hereford neto. “No se cruzan, de nuestra producción no hay toros, ya que los compramos” sentenció. Puso en valor que el paquete tecnológico es idéntico.
El planteo inicial fue llenar los campos y purificar la raza con selección. Definió que “llegado el momento, en el balance, sobraron 300 vaquillonas y al aparecer la oportunidad los mandamos a una pradera formidable”. El manejo alimenticio de cría y recría es netamente pastoril, en campos buenos de monte y mejores praderas.
“Llegamos a un momento en que las dos sangres son muy similares. Buscamos un modelo de animal que logramos de esta manera” explicó el profesional antes de detallar que el estilo de reproductor elegido siempre es el mismo. Aportó que buscan que sean de cara destapada, buena pigmentación, rojizos intensos, profundos y de garrones moderados. “Nos terminan gustando toros de 650 a 700 kilos” remató.
Los índices de preñez oscilan entre el 90% y 92% cuando aplican inseminación y repaso con toros; y se establece en el 82% cuando el servicio natural. “Apuntamos a que la vaca se preñe con el ternero al pie y con toro y que nos dé el 85%” describió y sumó que “cuando hacemos destete anticipado tratamos de calzar el negocio y vender el animal, no recriamos ejemplares pequeños”.
En materia genética el objetivo de Pompar es mejorar en cantidad de terneros, “necesitamos que las hembras sean cada vez sea más fértiles. Apuntan a terneros con bajo peso al nacer ya que las madres están en campos duros y trabajan para evitar el sufrimiento; obtener conformaciones físicas apropiadas en peso adulto para que logren buena estructura y rinde en la etapa de novillos. “Venimos bastante bien” especificó.
Al trazar un panorama de la actividad no dudó en iniciar la respuesta señalando a la inflación como el problema central del país y el sector en particular. Siguió con que las restricciones de las exportaciones a China afectaron en especial al productor chico que se quedó sin ingresos por sus animales de descarte. Su explicación, en hechos concretos fue que “cuando se tienen 40 o 50 vacas se logran 25 terneros con servicios anuales y al productor le cuesta mucho retener la hembra. Con la exportación a China toda esa vaca tenía salida y daba un dinero similar al que genera la venta de una ternera. El productor no perdía capacidad económica y mantenía el stock. Ahora bien, si no le pagan por la vaca entecada reduce el stock. A la larga es contraproducente”. Y para el final, llegó el título de esta nota: “Haciendo las cosas prolijas, la ganadería es rentable”.
Daniel Aguilar / Campo en Acción
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