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Análisis

Los más y los menos de la adaptación a la soja libre de deforestación

29/10/2025 09:11 hs

La soja es la principal fuente de divisas de la Argentina, pero también es el cultivo que causa más desmonte. La Unión Europea, compra más del 20% de las exportaciones nacionales, a partir de diciembre de este año dejará de importar soja si proviene de lotes deforestados desde 2021. ¿Cuál es el costo de adaptarse al nuevo contexto? Un estudio determinó que los costos adicionales a los exportadores son bajos y oscilan entre 1,28 y 4,20 USD/tonelada. Podría representar un beneficio para los productores. Afirman que los productores están preparados para responder a estas exigencias y que es posible abrir nuevos mercados.

“La cadena de la soja es la que genera el mayor valor agregado a la economía argentina. De los 50 millones de toneladas que producimos por año, el 80% se industrializa como harina, aceite y biodiesel. La mayor parte de esto se exporta, y del total exportado, el 20% corresponde a la Unión Europea”, dijo Silvina Dal Pont, docente de Economía General en la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba).

Sin embargo, a partir de diciembre de 2025, la UE dejará de importar soja cultivada en campos deforestados desde el 2021. “La comisión europea nos calificó como país con riesgo de deforestación estándar o ‘medio’. Por eso tenemos que cumplir con las disposiciones del nuevo reglamento. De no hacerlo, podríamos perder un mercado de 4.000 millones de dólares anuales”, advirtió.

¿Podemos adaptarnos a las nuevas exigencias de la UE? La docente afirmó que es posible. “Las empresas exportadoras deberían demostrar el origen libre de deforestación de su producción de soja. Para eso, tendrían que contratar servicios que lo comprueben, incluyendo imágenes satelitales, auditorías externas, o nuevas infraestructuras”, comentó Dal Pont al sitio Sobre la Tierra.

De acuerdo con sus cálculos, el costo que afrontarán los exportadores para adaptarse rondaría entre 1,28 y 4,20 USD/tonelada de soja. “Son valores muy bajos en relación con el precio internacional de esta materia prima, que está en torno a los 400 dólares”, destacó la docente. Los resultados están publicados en la revista científica Agronomía y Ambiente.

“Los costos varían según dos factores: si los exportadores actúan de forma individual o colectiva, y del volumen de soja que certifiquen como libre de deforestación. Analizamos tres escenarios que combinan estas variables”, señaló Ulises Martínez Ortiz, también docente de Economía General.

En el primero, cada exportador actúa solo y adapta su estructura para que el 100% de la soja pase a ser libre de deforestación, más allá del destino de la mercadería. Para esto, asume los gastos adicionales de control y monitoreo ambiental, que ascienden a 4,20 USD/tonelada.

En el segundo, cada uno compra soja de modo convencional para algunos mercados y, por separado, soja libre de deforestación solo para los envíos a Europa. Este costo adicional por ‘segregar’ la mercadería es algo menor que el anterior: 3,55 USD/tonelada.

El último escenario plantea que los exportadores actúan en conjunto —como ya ocurre a través de la plataforma VISEC— y comercializan el 100% de la soja libre de deforestación, sin importar el destino. En ese caso, el costo adicional de infraestructura y trazabilidad es 1,28 USD/tonelada. “Aunque este es el óptimo, el costo en cualquier escenario resulta bajo respecto del precio de exportación”, sostuvo el docente.

¿Y los productores? Los docentes subrayaron que si los exportadores se adaptan al nuevo contexto, los productores de soja libre de deforestación podrían recibir por lo menos 0,75 USD/tonelada. Solo considerando las exportaciones a Europa, este sector podría obtener más de USD5 millones extra cada año.

Para Martínez Ortiz, el agro argentino ya demostró su capacidad de adaptación. “Desde 2008 cumplimos con exigencias similares en el mercado de biodiesel. Los exportadores le pagan a los productores una prima por sus productos libres de deforestación”.

“La tendencia es global. Estados Unidos, China y el Reino Unido discuten políticas similares. Además de la soja, se aplicarán a otros productos: la carne bovina, la madera y la pulpa tendrán la misma exigencia. Lejos de ser una barrera, son oportunidades para que todo el agro de la Argentina se posicione en mercados diferenciados y más demandantes”, concluyó Martínez Ortiz. Fuente: Sobre la Tierra / Santiago E. Zagaglia

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