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Alberto Pellichero

“Los gobernantes se tienen que poner las pilas y abrir mercados con los protocolos necesarios”

Pellichero sabe de lo que habla, dedicó su vida a la actividad citrícola.
Pellichero sabe de lo que habla, dedicó su vida a la actividad citrícola. Foto 1/2
El viverista precisó que la sanidad es una necesidad en la cadena de valor. Foto 2/2
22/02/2021 09:17 hs

Alberto Pellichero trabaja desde sus 16 años en el vivero Santa María, que fundaron su abuelo y su papá en 1946. Su familia es parte de la escena social y productiva cotidiana en la zona de La Criolla, desde donde provee plantas de citrus, y también pecanes, a productores de la Costa del Uruguay.

Su mayor orgullo, contó a Campo en Acción cuando lo visitó en el lugar, es que su hijo ya se está haciendo cargo de la empresa, lo que representa una continuidad que llega a cuatro generaciones. Es demasiado si se considera que los proyectos económicos de largo aliento no suelen durar tanto en el mundo de la pequeña y mediana empresas.

Aportó con precisión que arrancó en el vivero cuando lo poblaban 20.000 plantas, tiempos que su papá concentró su esfuerzo en la quinta, y que hoy en día cuenta con un 140.000; incluso llegó a picos de 180.000. Describió como un hito que modificó el esquema de trabajo la introducción de la estrategia de cultivo bajo cubierta; “un trabajo intenso, pero más liviano” definió.

Al repasar momentos bisagra del sector puso en valor lo hecho en las décadas de 1970 y 1980: “Para la citricultura eran años de bonanza, había 20.000 hectáreas de citrus y por eso Concordia se desarrolló desde sus colonias. Pindapoy y Citrícola Ayuí eran las firmas más grandes. Se plantó mucho y se vendió mucho”.

Todo cambio en los 90, ponderó y afirmó que “cerraron fábricas, se plantó menos, los precios fueron muy bajos”. Lo cierto es que se desplomó la exportación, el mercado interno no pudo absorber toda la producción y cientos de productos fueron al quebranto o la reconversión. La pérdida de empleos fue notable y Concordia sumó puntos en los índices de desempleo.

Lucha sanitaria y compromiso

Lo que vino después fue un tiempo de sanación, organización de productores, proyectos sanitarias, compromiso y mucho esfuerzo para mantener en pie a un sector que había sido dejado a su suerte.

El empresario contó que “hace unos ocho años, de 2012 empezamos a trabajar distinto para combatir HLB. Yo he tenido oportunidad de viajar a otros países citrícolas y vi lo que hacían. Yo no le tenía miedo. Era sabido que se hacía una planta más delicada bajo cubierta pero le encontramos la mano. La mayoría de los viveristas, en principio, no acompañaron pero ahora eso cambió y todos trabajamos bien para luchar contra esa enfermedad que nos limita”.

La explotación cuenta con una docena de variedades de cítricos, que en ocasiones aumenta a 14. La sanidad es esencial para mantener la empresa en actividad y en consecuencia la calidad es más que una auto exigencia, es una necesidad para preservar a la economía regional que integra.

“La citricultura entrerriana está a la altura de las exigencias mundiales. Hay que pensar en la exportación, con la población nacional que tenemos hay que crecer en ventas internacionales” determinó de cara al porvenir y fue más allá: “En mi concepto, el productor grande tiene que concentrarse en exportar y el chico trabajar más en el mercado interno. Siempre cuidando la sanidad”. Marcó el pulso de la coyuntura al contar que a él no le alcanzan las plantas para atender la demanda.

Pero eso no es todo, Pellichero se guardó para casi el final de la entrevista su principal demanda: “Cuando podamos vender a Estados Unidos vamos a ver la diferencia. Los gobernantes se tienen que poner las pilas y abrir los mercados internacionales con los protocolos necesarios. Tenemos muy buenos productores. Han invertido mucho en tecnología y recursos humanos. Tenemos que ser serios. Continuidad, calidad y confianza”.

En el vivero, la diversificación es un sello desde 2005 cuando un amigo del empresario, José Mouliá, le propuso sumar la producción de plantines de pecanes. “Me convencieron de que la actividad tenía futuro, de manera que busqué asesoramiento y firmé un convenio de colaboración con INTA. Durante 10 años me ayudaron y entregaron lo necesario para avanzar”.

Alberto Pellichero Viveros CITRUS CONCORDIA

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