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Vida rural

La ruta 31 necesita mejora urgente

La ruta se hizo a nuevo hace 12 años y nunca recibió mantenimiento.
La ruta se hizo a nuevo hace 12 años y nunca recibió mantenimiento. Foto 1/5
El día que llegaron las autoridades al El Caraguatá un chaparrón los recibió. Foto 2/5
La imagen de la foto se repite 100 días cada año. Insufrible vivir allí. Foto 3/5
Para Santiago Brandi, la sustentabilidad productiva regional incluye al camino. Foto 4/5
Pedro Brandi, el anfitrión. Mostró el tambo y el impacto que genera en la zona. Foto 5/5
06/03/2021 14:46 hs

El estado de los caminos rurales, sean troncales o terciarios, figura al tope de los reclamos en cualquier comunidad rural entrerriana. Entre el régimen de lluvias que suele orillar los 1.000 milímetros anuales y el mantenimiento que suele ser ocasional, los vecinos salen de a ratos de sus hogares. Y en los establecimientos agropecuarios sacan materias primas a fuerza de tractores, lo que termina agudizando el drama.

Consciente de este endémico asunto instalado en lo profundo de la ruralidad es el Pedro Brandi, propietario del tambo modelo El Caraguatá, llevó a cabo un encuentro donde sentó a vecinos y autoridades con responsabilidades concretas en alcanzar una solución.

Así fue que en un quincho del establecimiento de la zona de Crucesitas Octava se citaron Brandi y familia, un grupo en representación de sus 67 empleados (40 de ellos viven en el tambo), el ministro de Producción entrerriano, Juan José Bahillo, los intendentes de Maciá Juan Diego Conti, Rafael Cavagna de Nogoyá, el subadministrador de Vialidad, Juan Arias y productores de la zona. El tema central fue la mejora de la ruta provincial número 31 que vincula a las ciudades de Viale y Maciá.

Santiago Brandi explicó con detalles el mensaje que mandaron al sector público: “Nuestra intención es que las autoridades conozcan, además de la empresa, a la comunidad de vecinos. Necesitamos tener un buen camino para producir, pero antes que eso para vivir. Cuando llueve ponemos cuatro tractores a sacar leche porque los camiones no pueden transitar sobre el ripio, lo que genera un incremento de costos importantes. Dejaremos de ser sustentables porque la gente no puede seguir viviendo así en el campo”.

El productor aportó que la ruta se hizo a nuevo hace 12 años y que desde entonces esperan el mantenimiento. “En el corto plazo hay que actuar. La solución definitiva es la reconstrucción para beneficio de la comunidad que la necesita”, ponderó. Su padre recordó que los días de lluvia son alrededor de 100 por año lo que da una idea de la cantidad de dolores que cabeza que soportan para hacer llegar el fruto del campo a la industria blanca.

Lo cierto es que Campo en Acción estuvo en el lugar de los hechos y el clima no pudo haber dejado más en claro la crisis ya que ese jueves un contundente chaparrón puso en aprietos a todos los que transitaron los 54 kilómetros que separan a Viale de la entrada al tambo.

Bahillo tomó los reclamos y Arias confirmó que los camiones con ripio están al llegar. “Al menos para dar una respuesta a la urgencia” dijo el ministro quién se detuvo más en poner en valor el proyecto de inversión a largo plazo para emprender una reparación integral con financiamiento internacional, porque si algo tiene el arreglo del camino es que barato no es.

“La confianza es un bien muy preciado por las personas honestas que se construye todos los días, nuestra obligación es crear y preservar esa confianza para generar en el sector privado condiciones que permitan concretar inversiones y crear más empleos”, dijo al hacerse cargo de las quejas.

Pedro Brandi, en tanto, habló sobre la compañía que conduce, dijo que tiene 3300 hectáreas, que suman el establecimiento La Guillermina con 1300 hectáreas, separados por ocho kilómetros, y que el sistema de alimentación escogido para superar los 16 millones de litros anuales es el pastoril.

“El tambo es una actividad a la que se le impone un precio, el bajo costo de producción, entonces, es fundamental. El manejo del pasto es importante” definió. Su hijo puntualizó que el precio actual de la leche es un 15% por debajo del promedio histórico, con el agravante de los altos valores que acusan los granos que demandan para suplementar. Por eso ellos cultivan en La Guillermina, donde también hacen recría.

Pedro amplificó la escena a cuestiones que exceden al tambo, largamente, cuando dijo que “el muy bajo poder adquisitivo de la población también llevó a mantener los precios bajos”.

Por lo pronto en El Caraguatá diversifican, hacen venta de reproductores y recrían terneros de tambo. Llevan al macho a los 450 kilos y lo terminan a corral. Se trata de lograr un novillo pesado de exportación.

Por el andarivel de la perfomance cuentan que al despuntar el siglo optaron por cruzar razas. Dejaron a un lado la cabaña Holando y mesclaron con Jersey y también con la raza francesa Montebéliarde. Ambos describen el resultado como muy positivo. “Mantenemos bien en alto las características lecheras con más rusticidad, que es lo que se necesita en un sistema pastoril en Entre Ríos” dijo el experimentado tambero que conoció el arte de la lechería a través de su papá, el fundador de El Caraguatá en 1962.

“Hay un trabajo de investigación importante. La genética tiene cada vez más impacto. Tratamos de aprovechar todo lo posible” argumentó en torno a su decisión.

Lo cierto es que el tambo modelo es un punto central en un área que abarca unas 200.000 hectáreas de dos departamentos. Es una empresa familiar, la producción lechera es la principal actividad que se distribuye en cinco salas de ordeñe para 2.300 lecheras que generan más de 16 millones de litros de leche al año con picos diarios de 60.000 y pisos de 20.000. Se suma la producción de granos para abastecer a los animales, lo mismo que pasturas, verdeos y silaje.

Por si fuera poco hay unos 2.000 animales de recría, lo que genera excedentes de vaquillonas para la venta, unas 300. A los machos los ponen en recría y los terminan a corral. “Toda la combinación nos hace rentable el sistema productivo” razonó Santiago.

Otro de los que se sumó al convite fue Arturo Videla, director nacional de Lechería. El hombre fue uno de los que sufrió la dureza del camino embarrado para llegar y entendió la necesidad de invertir recursos públicos en la traza vial. De todos modos, lo suyo fue para hablar de lo que se viene en materia de industria lechera. Explicó que “en el segmento de pequeños productores hay que trabajar con financiamiento para elevar la calidad. No creo que lleve mucho tiempo más el cambio del nuevo sistema de pagar por calidad en vez de cantidad. En la cadena de valor ya todos tienen claro lo que hay que hacer, pero es una modificación estructural que demandará financiamiento”.

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