
Las escasas precipitaciones registradas en la primavera afectaron la producción de forraje del campo natural y pasturas, principal insumo en la alimentación de la ganadería de cría, recría y tambo. La sentencia abre el reporte climático y productivo de la Bolsa de Cereales entrerriana; desde donde también subrayaron que el invierno es la época del año donde disminuyen las lluvias y las temperaturas, en consecuencia, la disponibilidad forrajera se ve reducida.
Es a partir de la primavera, donde el incremento de las precipitaciones y de las marcas térmicas auspician un gran desarrollo de la oferta forrajera y 2022 se caracterizó por un invierno más seco y frío que lo normal.
En Entre Ríos, la lluvia acumulada promedio entre junio y agosto es de 130 milímetros, mientras que en el año 2022 se registró una disminución del 23 % (30 mm). El déficit hídrico se agravó en la primavera. El monto acumulado normal entre setiembre y noviembre se sitúa alrededor de 300 milímetros, no obstante, en el 2022 se registró una caída del 52 % (155 mm).
El mayor déficit hídrico se registra en el centro sur del territorio con una lluvia acumulada entre 101 a 150 milímetros, lo cual representa una disminución entre 151 a 200 milímetros.
Este escenario desemboca que, en el ámbito de la lechería, la tasa de crecimiento de las pasturas muy baja o nula y; los lotes que han sido pastoreados no logran recuperarse para que el ganado ingrese nuevamente. Aportan que no existió el pico de crecimiento en la producción forrajera a la salida del invierno e inicios de la primavera y que esa situación agrava con que el dólar soja distorsionó el precio de los concentrados y subproductos proteicos con suba del 50 %.
En definitiva, en Entre Ríos no hay reservas de pasturas y el maíz destinado al consumo animal se está perdiendo a la vez que los productores adelantan la elaboración de rollos o silos porque las altas temperaturas generan un gran deterioro en la calidad del alimento que se puede lograr.
Empero, aportan desde la Bolsa, el costo de elaboración de silos o rollos es elevado y se encarece en lotes de maíz de baja producción de materia seca y su calidad no es adecuada debido a la baja concentración energética resultado de pocos granos por planta. Midieron que en relación a noviembre del 2021 hay una caída interanual de producción del 20 % aproximadamente.
En resumen, cuentan que los tamberos estiman reducir las vacas en ordeñe en diciembre y enero, lo cual generará una caída de producción del 30 al 40 %; a la vez que pierden lotes de sorgo forrajero y pasturas recientemente implantados. Por lo pronto, suman que existe un desfasaje entre el incremento del precio de la leche en relación a los insumos y que en el último mes se registró una caída en la producción del 20 al 30 %.
Por el andarivel de la cría y recría de ganado vacuno cuentan que la tasa de crecimiento del campo natural muy baja o nula y el productor se ve obligado a vender animales para aliviar la carga animal en los campos porque as especies forrajeras tienen muy escaso desarrollo.
Al ahondar en cálculos, definen que la condición corporal del ganado presenta una caída interanual del 30 al 35 %.
Hacia el noreste, donde hubo algo más de lluvias, la vaca en campo natural tiene una condición corporal todavía aceptable pero que en el corto plazo se verá afectado y las aguadas naturales se están secando y existen problemas a los molinos, ya que han bajado las napas y los productores se ven obligados a agregar caños para extraer agua a mayor profundidad.
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