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Para evaluar con seriedad

La carne “cultivada”, una luz amarilla que puede pasar a verde

Fernando Vilella, de la Fauba, disertó sobre las oportunidades y desafíos
Fernando Vilella, de la Fauba, disertó sobre las oportunidades y desafíos
08/11/2019 11:12 hs

Las "carnes" alternativas, elaboradas en base a proteínas vegetales u obtenidas por multiplicación de células, ganan terreno pero aún no tienen impacto significativo en el mercado. Por qué para Argentina son más una oportunidad que una amenaza.

A principios de marzo, el Estado de Nueva York tomó una decisión que se viralizó por todas las redes y sitios web que abordan el tema del veganismo: dispuso que los lunes, en los colegios de esa ciudad no se podían servir dietas con carne. “Reduciendo las carnes un poco, mejorará la salud de los neoyorquinos y se reducirán los gases de efecto invernadero”, argumentó el alcalde de la metrópoli estadounidense, Bill de Blasio.

Este caso fue citado por la presidenta del Centro de Estudios para el Desarrollo Federal (Cedef), Mariana Stegagnini, durante una jornada en Córdoba organizada por la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA-UNC). Constituye uno de los miles de botones sobre el avance que tiene esta tendencia en muchos consumidores, sobre todo los más jóvenes, hacia una alimentación que consideran más saludable y menos perjudicial con el ambiente y así lo refleja la nota de Favio Re en AGROVOZ.

Un “boom” que ha llevado al desarrollo de las denominadas carnes “cultivadas”: alimentos que simulan ser como hamburguesas, pero que se elaboran en base a proteínas vegetales o a la multiplicación de células de origen animal.

Stegagnini, de profesión comunicadora, analizó los “significantes” que están dando lugar a este fenómeno disruptivo. Hizo foco en que las generaciones de los millennials y los centennials son la fuerza demográfica más grande del planeta y están generando un cambio de paradigma.

“Hace 10 años, la variable ambiental no estaba siquiera entre los primeros 10 ítems que priorizaba un consumidor. Ahora, es el tercero de la lista. Antes, el centro era el producto, el consumidor se amoldaba a la oferta; hoy empieza a ser al revés, el centro es el consumidor, el producto debe adaptarse a la demanda”, indicó.

La clave, según Stegagnini, es que estas nuevas startups de las “carnes” alternativas están entendiendo esa estrategia de marketing mejor que las tradicionales. “Se venden como una alternativa sustentable, saludable e innovadora. ¿Cómo se presenta la carne vacuna? Como deliciosa y como una seña de identidad nacional, dos valores que les importan poco a las nuevas generaciones. No hay que hablar tanto de lo rica que es la carne, sino de los beneficios para la salud que tiene”, subrayó.

¿Amenaza u oportunidad?

Fernando Vilella, director del Programa de Bioeconomía y profesor titular de la Cátedra de Agronegocios de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba), coincidió: “Los libros que tenemos en la biblioteca son buenos para reflejar la historia, pero hay que escribir todo de nuevo, no sirven para entender lo que sucede hoy”, enfatizó.

Pero dio a entender que esto que parece una luz amarilla, puede convertirse en luz verde para el desarrollo de nuevos negocios vinculados a la proteína. “En Estados Unidos, el 60 por ciento del consumo de carne es picada, y es eso lo que pueden reemplazar estos sustitutos. Pero ni siquiera allí, que es donde más carne se consume en el mundo, el tema de las nuevas proteínas está impactando aún de manera significativa”, expresó.

En lo que respecta a Argentina, Vilella dijo que un factor que juega a favor es el “cisne negro” de la peste porcina africana, que ha reducido en 25 millones de toneladas la producción de carne de cerdo en China, una cifra que equivale al comercio mundial de todas las carnes rojas.

Con 440 millones de chinos que pasaron a la clase media y tienen un poder adquisitivo similar a los de sus pares estadounidenses, más otros 600 millones que están en ese camino, para Vilella la demanda de proteínas cárnicas tradicionales no corre, por ahora, riesgo. Por el contrario, podrían constituir una oportunidad para Argentina, de establecerse en un mercado de “nicho”.

“Los chinos están aprendiendo a consumir carne de calidad. Y una milanesa más que coman, es un boom de exportaciones para nosotros”, resumió.

Vilella consideró que “en el futuro, habrá dos mercados: uno masivo y de bajo valor, con estas proteínas reconstruidas; y el otro de carne tradicional, más premium y con mejores precios, pero con requisitos estrictos de certificaciones y trazabilidad, dos aspectos en los que Argentina hoy en día está mal parada”.

Su propuesta: generar una “marca país” que haga foco precisamente en la calidad de origen, un atributo reconocido por ejemplo en los países europeos, pero no en el gigante asiático.

“Los chinos nunca importaron carne y menos argentina. La comen hace 10 minutos. La carne vacuna es el caviar de las carnes rojas y va a haber campo para seguir creciendo, pero con atributos de trazabilidad y certificaciones ineludibles”, insistió.

Para evaluar con seriedad Carnes

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