Ingresando por Rincón del Nogoyá al río San Lorenzo se llega a las islas donde Iván Voltolini llevó su hacienda a recuperarse del impacto de la sequía. No le quedaba nada a principios de año en las tierras altas de Villaguay para darle de comer a su tropa y tomó la determinación de irse a las islas de Victoria.
Hoy enfrenta una encrucijada que lo pone entre la espada y la pared: vender los animales antes que los, literalmente, tape el agua; o aguantar hasta último momento con la expectativa de que el peor desenlace finalmente no suceda. Con Campo en Acción habló del tema en el aire de LT 14 Radio General Urquiza, y su respuesta fue que “la bajante de la zona alta y media para Victoria nos da algo de esperanza, en donde estamos en zona de islas más altas que el resto”.
“Nino”, -apodo que lo identifica-, contó que su hábito de cada rato es “mirar la altura del río en Rosario porque hasta los 4,20 metros se puede estirar la permanencia, por ahora estamos con margen”. Sumó que también observa las proyecciones del Instituto del Agua, donde están esperando el pico de 4,15 para el 24 de noviembre. “Somos cautelosos, pero todavía creemos que podemos quedarnos”, tiró.
Produce en islas con un grupo de productores y en total manejan unas 800 cabezas. “De alimento estamos muy bien” definió y siguió: “Hace un mes y medio que llueve parejo, los campos están espectaculares, es una pena que se inunden”.
Por el andarivel reproductivo confió que “el traslado desde Villaguay no generó retrasos en los servicios, creo que vamos a andar bien. Yo, a estar alturas, nada más pido un año normal, no excelente. La adaptación de los animales fue muy buena, me gusta mucho el Brangus, una raza que responde muy bien a estos cambios. Se aclimatan fácil”.
Ponderó que el cambio de trabajar en islas en grande: “Es mucho esfuerzo y dará pena si tenemos que sacar los animales. La subida del río es un golpe muy fuerte teniendo en cuenta lo duro que fueron los últimos años”.
En tal escenario reveló que Si la tengo que irme me enfrento al peor de los escenarios porque campo propio tengo muy poco y conseguir para pastaje es muy difícil. Lamentablemente vamos a tener que vender, y se trata de vacas de cría que vengo trabajando genéticamente desde hace 20 años. Es muy duro”.
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