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Gustavo Erbes, el trabajador rural de El Ramblón con muy buena fama de artesano de la madera

Erbes apela a los recursos que la naturaleza le ofrece en la zona donde vive.
Erbes apela a los recursos que la naturaleza le ofrece en la zona donde vive. Foto 1/2
El artista y su obra lograda para el equipo de Campo en Acción Foto 2/2
30/04/2021 11:04 hs

Gustavo Erbes combina una paleta de labores que le permiten ser una persona plena e integrada al paisaje rural. Radicado desde 2003 en El Ramblón cumple labores como trabajador de campo, albañil, herrero y artesano de la madera. Es éste oficio el que le da la mayor cantidad de satisfacciones y el que desarrolla apenas durante los fines de semana; “como para desenchufarme un poco” según contó a Campo en Acción cuando lo visitó en su taller que describió “diseñado con materiales al alcance de la mano, pero con todo lo necesario para trabajar cómodo”.

Describió que se involucró en el mundo de las maderas hace una década por impulso de la curiosidad y “una necesidad de salud para fortalecerme en diversos aspectos”. Lo cierto es que desde pequeño despuntó el gusto por el dibujo, la pintura y el tallado de tablas hasta que en un tiempo determinado se lanzó a crear piezas con sello propio.

“Hay mucha madera en la zona, el objetivo es usar todo lo de acá, no es necesario buscar cortes de otras latitudes cuando la naturaleza ofrece cosas hermosas muy cerca nuestro, todos los árboles tienen vetas diferentes”, dejó saber el trabajador que este medio conoció de tanto visitar el establecimiento de Adolfo Weber, en Distrito Quebracho.

Encara a la artesanía con la mirada puesta de tratar al recurso natural para darle valor agregado y sabiendo de antemano que tiene que estar predispuesto a aprender. En su relato dejó una frase que lo ubica en el lugar correcto: “Una década es poco tiempo para conocer la madera; hay que aprender a manejarla, conocerla, interpretar para qué está hecha y hay que saber secarla durante años si se trata de un árbol que volteó una tormenta reciente, por ejemplo. Hay que practicar mucho para aprender”. Su familia es también su jurado. Ellos le aportan ideas, le marcan detalles y lo entusiasman.

Dijo que los diseños llevan su tiempo, que se relacionan al material disponible y que “la concreción del objeto se hace rápido, pero hay que hacer pausas para analizar los errores. No se puede borrar, en esta actividad un error implica empezar de vuelta. Hay que ser detallista y saber de antemano lo que se quiere concretar”.

Con esas reglas transforma tablas en letras, carteles, centros de mesa, representaciones para templos, señalizaciones y muebles. Su preferencia es utilizar una sola pieza. Sus obras llegan a todas partes, incluso fuera del país, en naciones vecinas e incluso Alemania, por ejemplo; pero su estrategia de comercialización no va más allá del boca a boca y las redes sociales.

Erbes trabaja la madera por el placer de ver un hermoso objeto terminado y esa condición es, justamente, su mejor herramienta de comercialización: se entusiasma tanto con el pedido de un cliente como con la confección de algún regalo para su nieta.

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