Frente a las altas temperaturas, el INTA acerca a los productores recomendaciones y herramientas que permiten consultar el índice de temperatura y humedad (ITH) en tiempo real para proteger al ganado del estrés térmico.
El bienestar animal puede verse afectado cuando se registran altas temperaturas, lo cual tiene su correlato en la producción lechera, de carne y en la eficiencia reproductiva. En este sentido, especialistas del INTA acercan estrategias de monitoreo de temperatura y humedad (ITH) y brindan recomendaciones para enfrentar el estrés térmico.
La zona de confort para vacunos de carne está compuesta por temperaturas que varían de 7° C a 26° C, mientras que para vacas lecheras debe ser de 5° C a 21° C. Además, esta se da cuando la humedad relativa oscila entre 10 % a 50 % y la velocidad del viento varía entre 5 a 8 kilómetros por hora.
“La zona de confort se da cuando los animales alcanzan el máximo comportamiento productivo de carne o leche y reproductivo, siempre que la dieta esté balanceada, con energía y proteína, y se suministre adecuadamente en cantidad y calidad”, destacó Aníbal Fernández Mayer, especialista del INTA Bordenave –Buenos Aires–.
El bienestar animal puede verse afectado durante el verano, cuando se registran las temperaturas más altas. En este sentido, el especialista del INTA explicó: “El estrés por calor se da cuando la temperatura ambiental es superior a los 26° C – 28° C, cuando la humedad relativa es mayor del 50 % y cuando la velocidad del viento es menor a 5 kilómetros por hora”.
Para saber con exactitud cuáles son los valores que se registran, el INTA cuenta con una herramienta que permite monitorear el índice de temperatura y humedad (ITH) en tiempo real, contando con información del pronóstico para los próximos días y las condiciones de los días previos.
El ITH permite anticipar el grado de estrés calórico al que puede estar expuesto el ganado bovino según las condiciones que se registren a lo largo del día, lo cual incide en la producción lechera y de carne y en la eficiencia reproductiva. Esta herramienta está disponible en el sitio institucional SIGA (Sistema de Información y Gestión Agrometeorológica).
“La herramienta permite al usuario consultar, a partir de los datos meteorológicos de la estación meteorológica automática (EMA) deseada o de un determinado punto en el mapa (latitud y longitud), el índice de temperatura y humedad de los últimos dos días (incluyendo el actual)”, explicó Natalia Gattinoni, especialista del Instituto de Clima y Agua, y agregó: “Además, permite conocer el índice pronosticado hasta 48 horas”.
Si bien el monitoreo del ITH es una actividad que el INTA monitorea desde el 2012, con el correr de los años y el avance de la tecnología se adoptaron diversos formatos. “Ahora, de los boletines semanales emitidos durante el verano, pasamos a la consulta online mediante esta nueva herramienta disponible en el SIGA”, acentuó Gattinoni.
“Mediante una fórmula matemática que combina temperatura y humedad del ambiente, se infiere el nivel de calor que pueda estar sufriendo el ganado, según las condiciones que se registren a lo largo de día”, expresó Gattinoni.
De acuerdo con Laura Gastaldi, especialista del INTA Rafaela –Santa Fe–, los animales se estresan y pierden bienestar a partir de un ITH igual o mayor a 72, valor crítico de referencia para el ganado lechero. “Si el ITH se mantiene por encima de 72 durante al menos tres días, dicho evento constituye una ola de calor; mientras que cuando este índice llega a 88.1 hay peligro de muerte”, afirmó.
En este sentido, “es importante analizar de manera conjunta las condiciones de ITH a las nueve de la mañana y a las nueve de la noche, sumado al pronóstico de los días siguientes, para saber de manera anticipada si el ganado se está alejando de la zona de confort”, agregó Gastaldi.
Si bien la temperatura ambiente es importante para determinar el estrés calórico, por sí sola no es una adecuada expresión de la respuesta animal, ya que su efecto sobre el ganado es alterado por la humedad relativa, las precipitaciones, la dirección y velocidad del viento y la radiación solar, entre otros.
La humedad relativa acentúa las condiciones adversas de las altas temperaturas y complican la efectividad en la disipación de calor por sudoración y respiración en el ganado. Si la humedad del aire es baja –zonas cálidas y secas–, la evaporación será rápida; mientras que si la humedad es elevada –zonas cálidas y húmedas–, la evaporación será lenta y, por lo tanto, se reduce la pérdida de calor y se altera el equilibrio térmico del animal. El viento ayuda a reducir los efectos del estrés por calor y favorece la evaporación, estos efectos dependerán de su dirección y magnitud, ya que también puede ser un factor adverso para el confort animal.
Existen indicadores de estrés propios de los vacunos que interactúan entre sí en un ambiente con alta temperatura y humedad. Bajo condiciones de estrés calórico la frecuencia respiratoria puede ascender entre 65 y 120 jadeos por minuto, el consumo de materia seca se puede reducir superando el 20 % y puede afectar la actividad reproductiva.
“Además, en ambientes estresantes la pérdida de producción supera el 10 %, pudiendo llegar en casos extremos a caídas mayor del 50 % en regiones tropicales y subtropicales”, detalló Fernández Mayer.
Estos indicadores, en conjuntos con el ITH permiten identificar situaciones de estrés calórico que interrumpen el bienestar animal. Frente a esta situación, el INTA realiza una serie de recomendaciones que, aplicadas de forma conjunta, permiten defender al ganado del estrés térmico.
Las dietas frías se presentan como una alternativa para enfrentar el estrés calórico difícil de disipar por los vacunos. “Esta dieta debe tener balanceada la fracción energética y proteica, con menor contenido de fibra de baja digestibilidad y mayor proporción de concentrados, promoviendo menores fermentaciones acéticas en rumen y haciendo un mejor uso de la energía generada”, explicó el técnico.
La concentración energética, granos almidonosos, sirven para contrarrestar la disminución de consumo de materia seca que experimentan los vacunos por efectos del calor. También, los concentrados proteicos de menor degradabilidad ruminal, como grasas by pass, aumentan la densidad energética de la dieta y no fermentan en rumen.
Esta estrategia pretende suplir las denominadas dietas calientes, las cuales se caracterizan por tener una alta proporción de fibra (celulosa, hemicelulosa y lignina) de baja digestibilidad. Estas moléculas complejas son fermentadas en el rumen, generando altas proporciones de ácido acético, lo que eleva la temperatura corporal difícil de disipar por el ganado.
Por otro lado, suministrar sombra y contar con aspersores y ventiladores permite propiciar una zona de confort. “En producción lechera, para amortiguar las altas temperaturas se debería emplear sombra artificial o natural especialmente entre las 11 am a las 18 pm para que los animales descansen adecuadamente”, expresó Fernández Mayer.
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