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INVESTIGACIÓN

Estudian especies de Ñandubay, Espinillo y Algarrobo Negro para conocer el daño ambiental

Sione habló con Campo en Acción de la ciencia que ama, la Dendrocronología.
Sione habló con Campo en Acción de la ciencia que ama, la Dendrocronología.
11/01/2023 10:21 hs

Silvana Sione no duda en afirmar que el cambio climático es uno de los principales desafíos de la humanidad porque afecta a todos y; determinó que ya concluyó el tiempo aquel en que se buscaban excusas para dejar de actuar. “La responsabilidad del hombre en esta situación fue y es determinante. Todos los sectores de la economía generan emisiones, que es lo denominado como efecto invernadero y el dióxido de carbono es el más importante, pero no es único” advirtió la profesional de la Facultad de Ciencias Agropecuarias en diálogo con Campo en Acción.

La especialista fue convocada para hablar de lo que hacen para mitigar el daño ocasionado por sectores esenciales como el transporte y la energía; pero también del perjuicio que desatan los incendios y la deforestación de los montes.

“Nuestros bosques tienen un papel protagónico” dijo y explicó que la preservación del monte se transforma en esencial por la captura de dióxido de carbono que ejecutan; y cuando se queman o talan dejan de ser sumideros para transformase en emisores. En ese marco ponderó que la sociedad opera un cambio de conciencia social en torno al suceso, en particular entre las nuevas generaciones y los productores del agro. Al marcar un contexto valoró que se vayan sancionando normas que tiendan a una mayor protección del recurso natural.

En lo inherente a su rol como profesional subrayó el trabajo iniciado para estudiar los anillos de crecimiento de los árboles, particularmente el Ñandubay, Espinillo y Algarrobo Negro.

En rigor, su tarea es definida por una ciencia denominada Dendrocronología; quizá algunos puedan dar cuenta de ella y para otros surja como una novedad; pero lo cierto es que trata de la datación de plantas arbóreas y arbustivas leñosas.

Sione aportó que en las regiones con estacionalidad climática, tal el caso de Entre Ríos, en los árboles se forman anillos de crecimiento anuales que tienen un patrón que permite saber la edad de los individuos; su potencial y; los disturbios a lo que estuvo sometido, como ataques de plagas, cortes e incendios. Con el ancho de esos anillos, dejó saber, se ve el ritmo de crecimiento y el tratamiento silvícola al que fue sometido. “Lo más interesante es que permite conocer cómo responde el crecimiento a la variabilidad climática” especificó.

La iniciativa se materializa desde 2020 a través de un proyecto financiado por la Universidad Nacional de Entre Ríos que trata de sobre captura y fijación de dióxido de carbono atmosférico y que cuenta con el aporte de organismos como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.

Entre las conclusiones, más allá de conocer la composición de las reservas en el bosque del espinal, surge que permite trazar un panorama en torno a lo que sucederá si esos bosques son talados o incendiados. “Hemos podido estimar, por ejemplo, cómo responde al clima el Algarrobo Negro y su relación con las precipitaciones acumuladas”, resumió la experta.

“El potencial de esta ciencia es enorme” remató al dar cuenta del rol que cumple la Dendrocronología en la preservación del ambiente y la actividad agropecuaria.

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