La sanidad animal en Entre Ríos se vio alterada luego de una nueva detección de tropas infestadas con la garrapata común del bovino (R. microplus). En este contexto, las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria trabajan en diagramar una estrategia sanitaria.
Representantes del Senasa, la Fundación para la Lucha contra la Fiebre Aftosa (Fucofa), y productores de la zona afectada mantuvieron un encuentro para analizar medidas de control, en la zona de Victoria. Esta iniciativa busca hacer hincapié en los movimientos de animales, los casos reportados y atendidos en la zona afectada y la estrategia sanitaria para la atención del foco.
“La estrategia sanitaria se basa fundamentalmente en el riguroso cumplimiento del programa de tratamientos acordados, entre las autoridades sanitarias y el productor o titular del establecimiento”, aseguraron las autoridades sanitarias.
Al mismo tiempo, señalaron que es importante contar con instalaciones adecuadas. Por este motivo se destacó la necesidad de realizar mejoras en las existentes islas, teniendo en cuenta la situación por la que atraviesa la localidad de Victoria ante la bajante el Río Paraná.
Desde el Senasa explicaron que la garrapata por su acción hematófaga, es decir que se alimenta de sangre, produce debilitamiento, pérdidas de peso y menor fertilidad. Animales con infestaciones medias a altas pueden perder entre 40 y 50 litros de sangre y entre 40 y 60 kg de peso por cabeza y por año.
“Este parásito no ocasiona pérdidas de mercados internacionales, como sí puede ocurrir con la enfermedad de la fiebre aftosa, pero tiene un impacto económico importante en la producción”, comentaron las autoridades. De esta manera, el Senasa señaló que el Plan Nacional de Control y Erradicación de la Garrapata Común del Bovino se basa en la preservación de la zona libre de garrapatas.
“El control y erradicación de los focos de garrapata causará un beneficio económico directo para el productor y para la ganadería de la provincia teniendo en cuenta que la enfermedad parasitaria tiene un impacto negativo directo sobre su desarrollo; esto ocurre en forma directa por las pérdidas que produce como enfermedad y por la transmisión de hemoparásitos que causan la babesiosis y anaplasmosis y, en forma indirecta, por los gastos que implica el control de la parasitosis y el manejo sobre los establecimientos afectados”, concluyó Cristian Gómez, coordinador de Sanidad Animal del Centro Regional Entre Ríos del Senasa.
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