Daniel Welschen es identificado como uno de los pocos estadistas entrerrianos en temas productivos. Su vida profesional y pública está enlazada a los 40 años de democracia y a su paso por instituciones del Estado, en la provincia y la Nación, participó de la gestación e instrumentación de políticas públicas que marcaron un antes y un después. Tal el caso de la lucha contra fiebre aftosa, la conservación de suelos y el asociativismo para pequeños productores.
Con Campo en Acción concretó un repaso de aquello con la mirada puesta en la actualidad. “Este gobierno provincial tiene mucho por hacer, más allá de lo que suceda en el gobierno nacional”, es una de las frases que dejó para el análisis.
—¿Qué te motivó a estudiar agronomía?
—Es larga la historia. Nací en Paraná, en el hospital San Martin, mi viejo en ese momento era gendarme y había renunciado. Él era de Colonia Nueva, mi madre de La Balsa; pero estaban en Paraná buscando otra alternativa de laburo. Acá nos quedamos hasta mis siete años; hice primer grado inferior en esa época lo hice en la Escuela Casiano Calderón; cuando todavía vivíamos en calle Montiel donde no había asfalto, era un arroyo prácticamente. Después surge la posibilidad de comprar un almacén de ramos generales en La Balsa y como mis padres querían volver al campo regresaron. Ahí el primer grado superior en la escuela 41 hasta que terminé la primaria y pasé a estudiar en Alberdi, con 13 años me fui a internar porque el concepto de nuestros padres era que la posibilidad de superarnos pasaba por estudiar; por hacer el secundario primero y bueno todavía nadie pensaba en la universidad. La escuela Alberdi fue la primera base, el primer edificio que se ocupó para la nueva carrera de agronomía. Dependíamos de la Universidad Nacional del Litoral en Alberdi y yo me incorporo en el 71 a la facultad. Soy de la segunda promoción de la facultad de Ciencias Agropecuarias, pero a nivel de obtener el título soy el cuarto.
—¿Cómo te fuiste orientando, qué fue lo que más te gustó?
—Había empezado a trabajar en Catastro en el año 74, como ordenanza, me recibí en el 76 y después de estar un año y pico limpiando baños, tableros de dibujo, sirviendo café y mate cocido, me incorporan a un departamento donde empezamos a analizar los avalúos inmobiliarios rurales.
—Tu vida un poco está marcada por la función pública, como funcionario y legislador. A fines de los 80 asumiste cuáles eran los temas o ejes de esos tiempos: ¿Cuáles eran los desafíos que se te plantearon?
—En el 78 entro a trabajar en el INTA, a la agencia Paraná, con pequeños y medianos productores, fundamentalmente tamberos o ganaderos donde se habían desarrollado una propuesta de prácticas agrícolas que permitían mejorar la producción, la rentabilidad y contener a la gente en el campo. Cuando vino la campaña del 86-87 yo tenía una militancia política en el peronismo desde la época de la facultad, empezamos a juntarnos con otros profesionales tratando de armar una propuesta que el doctor Jorge Busti tomó al asumir como gobernador. En ese equipo, que éramos 10 o 15 profesionales que veníamos o en la actividad privada o en el INTA o en la provincia trabajando en el territorio, viendo los problemas que tenían los productores en todo momento y fuimos armando una serie de propuestas que cuando el doctor Busti gana, me propone la Subsecretaría de Asuntos Agrarios personalmente y a partir de ahí lo aceptó con la condición que podamos sumar a todo el equipo que habíamos trabajado las ideas. Bueno ahí surgen una serie de ejes de trabajo que hoy están vigentes por ejemplo el tema de la lucha contra la aftosa y la integración de productores; porque veíamos que el productor chico en forma individual no podía salir adelante, que se tenía que asociar primero para instrumentar técnicas que viéndolas en otros productores. En el INTA podíamos demostrar que era posible pasar de los 25 kilos de grasa por hectárea y por año en los tambos a 60, 70, 80 vacas porque había productores que ya lo estaban logrando, sin crédito pero utilizando tecnología de manejo. Trabajamos en expandir un sistema asociativo para la distintas actividades como la apicultura, ganadería, agricultura y demás. Así nacieron los Grupos de Intercambio Solidarios Entre Ríos (Giser). En un momento hubo más de 1000 productores en el sistema. Otro tema era qué no podíamos seguir produciendo con el proceso erosivo de los suelos, y trabajamos en demostrar que las prácticas de las terrazas eran una tecnología que permitía ser más sustentable y detener ese proceso de erosivo. En 1988 ya empezamos a tratar la ley de Conservación de Suelos donde se le daba beneficios impositivos a los productores que instrumentaban la práctica de conservación de suelo y eso fue lo que hoy todavía está vigente y que creo que se ha paralizado en los últimos años.
—¿En tu época se promulgó una ley sobre un tema vigente y muy discutido que tiene que ver con el uso de los productos fitosanitarios, la ley de plaguicidas que bueno siempre genera discusión, todavía está en vigencia aquella antigua ley, como ves este tema puntualmente que siempre tiene gran repercusión a nivel de la sociedad en su conjunto?
—Es bueno que la sociedad haya exigido que haya más controles porque en algún momento, tenemos que decirlo, había un cierto desmanejo en el tema y nadie tomaba riendas en el asunto. Esto fue a partir del 2003, tomamos medidas y ya la habíamos tomado en el 87-91, advirtiendo de que el Estado tenía que controlar y regular el uso de agroquímicos y de los aplicadores pero se hizo más manifiesto con el desarrollo de la agricultura a partir del año 94-95 donde se expandió la frontera agropecuaria, donde apareció la sojización, muchas veces impulsada por políticas erróneas del gobierno nacional de meter retenciones al trigo, al maíz que era lo que permite y que permitió que el productor tuviera como única salida la soja produciendo un deterioro de los suelos, independiente que la siembra directa había ayudado un poco a detener la erosión. Armamos un registro de aplicadores, empezamos a exigir que quien aplicaba tenía que tener aprobado un curso, que ese curso lo tenía que revalidar como cuando voy a sacar el carnet cada tres o cuatro años, para actualizarse qué producto, como usarlo, en qué momento y demás. Todas cuestiones que fueron importantes, pero no suficientes. En definitiva, creo que los legisladores tienen que dejar discutir en mesas de café este tema e implementar algo que está consensuado, que no sé si es lo mejor, pero es un avance importante respecto a lo que tenemos vigente. De última que se apruebe la ley como está y se siga discutiendo para ir viendo cómo funciona y que el ajuste de la norma venga más adelante. Creo que hay que hacer hincapié en que el problema ambiental del sector agrícola no es sólo de agroquímicos, hay temas mucho más graves como el suelo. Hoy la sociedad no dimensiona esto, pero el impacto que tiene el deterioro del suelo compromete la producción futura. Por eso con la ley de conservación de suelo, -que está congelada, que prácticamente nadie la promociona, el Estado no la promociona, no la promocionó antes y no la está promocionando ahora-, tiene que ponerse una meta del millón de hectáreas conservadas. Si estamos en 560.000 hectáreas, en cinco años tenemos que duplicar eso para que todas las superficies que tienen riesgo de erosión estén con prácticas de conservación. Y sumar el programa de productor agropecuario sustentable, el PASE, que se viene promocionando bien, que tiene una mesa de buenas prácticas que se reúne, pero que en la práctica no suma productores que se vayan comprometiendo, como sucede en Córdoba. Hay que demostrar a la sociedad que se puede producir granos, que se puede producir carne que se puede producir leche, conservando el ambiente y mejorándolo.
—Analizando el contexto político actual a nivel nacional, con un gobierno que tiene claramente una ideología anti Estado, ¿cuál es el rol que debería tener el Estado?
—Tenemos un gobierno que no sólo es anti Estado y anti instituciones, sino que fundamentalmente ha destruido a la clase media Argentina reduciéndole su capacidad de consumo, reduciendo sus sueldos, es un ajuste que va a cerrar los números, la economía se va a estabilizar. Pero lo que los economistas tienen que entender es que hay que cerrar el déficit de forma progresiva, creo que hay que hacer muchos ajustes en las instituciones del Estado, en eso coincidimos, porque se las ha usado demagógicamente, pero esto no quiere decir que tenga que desaparecer el Estado, sino sobre lo que está mal mejorarlo, hacerlo funcionar. Hay muchas cosas que el gobierno provincial puede hacer, primero tiene que plantarse ante el gobierno nacional para defender a las actividades productivas de la provincia y que no desaparezcan la citricultura, la forestación, el arroz y todas las producciones que están comprometidas. Por más que clamen que quieren el desarrollo del país, no están haciendo absolutamente nada para promover la reactivación de aparato productivo, la reactivación del consumo. Es nada más que un ajuste financiero, a la parte productiva no se la tiene en cuenta, en esto yo creo que el estado provincial tiene que plantarse y reclamar esto, no sólo lo de las retenciones, sino un rol del Estado donde estimule el desarrollo regional. Siempre digo que el problema del conurbano se va a resolver el día que los funcionarios del gobierno nacional de turno promuevan el desarrollo en el interior del país y que la gente se quede en el interior, no quiere decir que la gente del cono urbano va volver pero que no sigamos mandando gente al cono urbano de Rosario o de Buenos Aires. Si no se logra el desarrollo del interior es muy difícil que Argentina resuelva el tema social. Los gobernadores se tienen que plantar y no tener miedo a la demagogia de un presidente que nos agrede, si hay cosas que están mal lo que tiene que demostrar este gobierno nacional es que él lo puede hacer mejor pero no destruyendo instituciones que son claves y estratégicas para el funcionamiento del país. Ahora bien, internamente en la provincia hay muchísimo para hacer, reclamo en esto muy concretamente: yo no veo una lista de productores que estén incorporándose al sistema de productores sustentables, que avancemos sobre la conservación de suelo, que avancemos sobre el aumento de la productividad ganadera, la ganadería es una actividades que más puede crecer en la provincia, porque a su vez es la actividad más conservadora que tenemos y más retrasada tecnológicamente de los 60 terneros que marcamos cada 100 vacas se puede llegar a los 75 u 80 y eso sería un despegue de muchos pueblos del interior que viven de la ganadería. Y está el tema Giser o como lo quieran llamar, pero la asociación de productores para instrumentar tecnología, para acceder a maquinaria, todo eso se puede instrumentar y no depende de gobierno nacional, depende de la decisión política de quienes están gobernando en este momento.
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