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Don Cristóbal

En El Cholito, la sequía se robó el eficiente e histórico índice de preñez del 90% con Angus Colorado

En su campo de Don Cristóbal Kiara, Claudio y Marisela, dan pelea a la sequía.
En su campo de Don Cristóbal Kiara, Claudio y Marisela, dan pelea a la sequía. Foto 1/2
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09/01/2023 10:13 hs

Desde 1969 la familia Balla es parte de la ruralidad en Don Cristóbal y en su campo El Cholito hacen mucho con poco y todo de manera intensiva. Pero las cosas empezaron bien diferentes a la realidad actual signada por la producción de terneros Angus Colorado que sirven a la industria carnicera nacional desde Nogoyá. Sucede que la primera opción, con la década de 1970 en ciernes, la agricultura fue la primera opción, la ganadería de leche vino ahí nomás, después sumaron a los Hereford para carne; y Claudio, -quién recibió a Campo en Acción-, en algún momento se decidió por una sola actividad y una raza distinta.

“Elegí Angus por su docilidad y que sean Colorados por puro gusto personal” dijo sin vueltas y aclaró: “La docilidad es una de las cuestiones que me gusta, que no es lo mismo que mansedumbre; al Angus enojado no se lo puede trabajar, pero manejado de manera correcta es perfecto”. Advirtió que al recorrer el lugar es posible que se dejen ver algunos animales Careta o Negros, pero tal cosa es fruto del cambio que viene de la etapa anterior.

Lo de que hacen mucho con poco viene a cuento de la superficie del lugar; son 155 hectáreas sobre las cuales crían su tropa y la alimentan con praderas permanentes de avena, sorgo forrajero y moha de reserva junto con silo de maíz para suplementar. El servicio es natural a campo y dos veces al año: uno en invierno y otro en verano. Y los resultados hacen saltar la banca con índices productivos que rondan el 90% en años normales.

Lo que sale de El Cholito es una ternerada lista para la recría y los Balla se reservan alguna que otra hembra para su propia reposición.

Claro está que nadie espera llegar al tan exigente índice del 90% en un ciclo como el actual, donde la sequía bloqueó toda opción de hacer reservas, -ya la consumieron casi por completo-, ni pasturas de verano. “No se puede planificar y eso impactará en los índices reproductivos” aportó lacónico el productor.

Sin embargo, ponderó que “la actividad en general pasa un momento bueno; en un año normal y dentro de un planteo ordenado, se puede trabajar. Claramente éste no es este el año”.

De cara al porvenir, Balla sigue con atención los pasos de Kiara, su hija que lo acompaña en las tareas junto a su esposa, Marisela. La joven por estos tiempos se ocupa más que nada de su formación, estudiando Medicina Veterinaria. Ella misma subrayó a Campo en Acción que “mi vida está en este establecimiento y mi proyecto es seguir acá”.

Al jugar, de alguna forma, sobre las cuestiones productivas y de manejo que ella misma mejoraría en El Cholito, eligió evitar la condescendencia con su papá: “A la actividad ganadera la veo bien, acá se pone mucho esfuerzo y este año pegó mucho lo climático, pero vamos a salir. Juntos vamos a salir. De cara al futuro yo probaría con algo de inseminación, para mejorar un poquito la genética, pero estamos bien. La experiencia es algo que se debe incorporar con paciencia”.

Don Cristóbal

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