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La zafra

En campos de Costa Grande trillan 31 quintales de soja por hectárea

Le meten duro y parejo desde el mediodía y hasta que cae el sol.
Le meten duro y parejo desde el mediodía y hasta que cae el sol.
17/05/2022 09:01 hs

En campos diamantinos de Costa Grande se pasan las tardes trillando soja a un ritmo de 3.100 kilos por hectárea. Están más que contentos los responsables de la tarea, -por cuenta de la firma Criluan SRL-, considerando que las marcas generales en la provincia andan por los 2.200 kilos, con techos de 4.000, pero también pisos de 1.500.

“Optimizamos el tiempo para cosechar con la mínima humedad, de entre el 15% y el 17%” contó a Campo en Acción Gabriel Schonfeld, responsable de cultivos de la compañía. El experto precisó que el lote de soja de segunda viene de un trigo de ciclo intermedio largo. Definió que lo trataron para baja presión de malezas y sembraron variedades de Don Mario el primer día de diciembre.

Contó que, al principio, la humedad fue buena, pero lograron el stand de plantas deseado. Y siguió con que el desarrollo fue normal, luego se retrasó por la sequía pero salieron adelante. Por si fuera poco, no hubo inconvenientes de enfermedades. Como en casi todas partes, soportaron ataques de falsa medidora. El punto de quiebre, aseguró, fue con las lluvias de febrero que les cambiaron el ánimo. Este lote sigue con rotación al maíz y luego trigo y soja.

Gustavo Wendler, técnico de la empresa Agrofe Campo, dio datos globales de alcance provincial al ponderar que “la trilla de soja debe ser del orden del 50% en este momento con marcas dispares y medias de 22 quintales; de manera que lo hecho en este lote es muy bueno”.

Aseguró que el desarrollo agronómico empezó muy bien pero la seca de enero marcó el cultivo. De todos modos, dijo, los ciclos más largos cargaron bien de granos y cerraron una campaña muy buena. Como Schonfeld, subrayó que las falsas medidoras menguaron las expectativas de grandes rendimientos y adjudicó la situación a que “se hizo mucha soja BT lo que favoreció el desarrollo de esta especie”.

Sin embargo, sumó que los productores empezaron a usar herramientas modernas como fertilizantes foliares, que sirven para bajar el estrés y de esa manera las cosas terminaron favorablemente. “La ecuación económica cierra, el costo de producción es alto en dólares pero se termina bien. Los números son mejores incluso que el maíz”, definió.

Acerca de lo que viene, puso en valor que en el sector se habla, y mucho, de una reducción del área triguera; pero aparecen alternativas como lino, colza y carinata, que, aportó, dejan márgenes similares con menores riesgos. En relación a la carinata valoró que “desde el punto de vista agronómico permite mantener el esquema de rotación porque dejan bien preparado el suelo para soja de segunda, por ejemplo”.

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