En la empresa El Picapalo hay proyectos y trabajo en abundancia. Joaquín Pereira contó que la tarea del momento es combinar los turnos de los encargues calzados hasta mediados del año entrante con la mudanza de la fábrica.
Se trasladan de la ciudad de Bovril, donde funcionan desde hace 55 años, y se instalan sobre el acceso a la localidad, en la ruta 127. “Es un punto estratégico que nos beneficia en diversos sentidos” aportó el ejecutivo a Campo en Acción.
Del principio de la historia escrita en El Picapalo se destacan la fábrica de muebles con que dieron rienda suelta al crecimiento por unas dos décadas, hasta que ingresaron al mundo de las viviendas y desde entonces no hacen más que evolucionar en ese sentido.
La compañía funciona con el empuje que le dan sus 90 empleados, distribuidos en la cadena del negocio lo que permite generar 700 metros cuadrados mensuales. Al esquema se integran nueve equipos de instalación que salen desde Bovril a desarrollar su tarea por el territorio nacional.
“Versatilidad, seguridad, calidad y rapidez distinguen a la empresa y sus productos” dijo Pereira al definir la firma que integra.
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